Recuperar El Valor Sagrado del Cuerpo

Restrepo
Coreógrafo y maestro del Colegio del Cuerpo, Colombia.

¿Qué es la danza para usted?

“La danza se convirtió para mí en una forma de vida, en una forma de conocimiento, en una forma de estar en el mundo y, de alguna manera, se convirtió en un lenguaje que sintetizó todas mis búsquedas anteriores. Yo llegué a la danza muy viejo, a los veinticuatro años, es decir que cuando llegué logré aglutinar en ella todas mis búsquedas y preocupaciones.

La danza es música: yo estudié piano nueve años.

La danza es poesía: yo estudié filosofía y letras varios años también.

La danza es pensamiento, es filosofía.

La danza es teatro: yo estudié teatro un par de años.

Es artes plásticas.

Justamente, es territorio natural de la inter-, trans-, multidisciplinariedad: la danza es el arte total por excelencia.”

¿Cómo ve el contexto de la danza en Colombia?

“Colombia es y podría ser una potencia mundial a nivel de danza. Desafortunadamente no lo es todavía, porque no nos hemos tomado en serio el tema de la formación desde la infancia. La danza es una de esas profesiones que requiere el despertar temprano, oportuno de la vocación, y dedicarle muchas horas al día a formar el cuerpo, el alma y la mente del bailarín o el artista. Me parece que, desafortunadamente, el país no ha entendido eso. Hay pocas iniciativas, como Incolballet en Cali, que es un proyecto pionero y visionario, pero no nos hemos tomado en serio el tema; y no lo digo sólo para la danza, sino, en general, el tema de las vocaciones tempranas, que era una de las obsesiones de García Márquez.

Este país es un país que baila, y que tiene el baile en la sangre, y no es una potencia mundial en la danza profesional porque no se ha tomado en serio la formación de alto nivel, para ponernos al nivel de la mejor danza del mundo.”

¿Cómo ha enfocado su trabajo en pro de la danza en Colombia?

“Nosotros en el Colegio del Cuerpo y, desde que empecé con este lenguaje y con la relación entre la creación y la pedagogía, siempre he pensado que se puede educar para la danza y se puede educar para el arte; pero también se puede educar con el arte, con la danza. No necesariamente todo el mundo se volverá bailarín profesional, pero si todo el mundo tiene contacto con la educación del cuerpo, con la educación artística y sensible del cuerpo, puede tener una mejor vida. Para mí es tan importante el educar para la danza, el detectar talentos y el formar bailarines del más alto nivel, como la contribución que estamos haciendo hacia la sociedad, para aportarle ciudadanos de paz, que entiendan que su cuerpo es su territorio, es el lugar donde vive y donde debe ejercer sus derechos, y la plenitud de su habilidad. La danza tiene ese poder tan extraordinario, y sobre todo para un país que ha tratado el cuerpo con tanta violencia, que se ha enseñado el cuerpo de esta manera, yo pienso que recuperar el valor sagrado de la vida y del cuerpo a través del arte y de la sensibilidad es una tarea inaplazable y prioritaria.”