“Alma en Movimiento me ha hecho ver la danza a partir de las sensaciones y me ha permitido ser más fuerte emocionalmente: la danza es un proceso que se basa en una constante persecución de objetivos. Esta gran oportunidad me ha permitido conformar una existencia alrededor de la danza: todo lo que tú haces desde que te despiertas hasta que te duermes gira en torno a lo que te apasiona; y, si eso que te apasiona además es la danza, y si eres hombre, en Colombia, esa oportunidad no es fácil de encontrar. Ser bailarín de danza clásica es una forma de resistencia, porque habito un lugar limítrofe y que no pertenece a lo que supuestamente un “hombre colombiano” debe ser. En Alma en Movimiento convivo con personas con quienes persigo un sueño, cada uno desde su propia perspectiva. Conocerlos me ha enriquecido muchísimo, pues me ha permitido acceder a otras perspectivas de la danza, en un ambiente de redes de amistad fuertes entre todos.”