Iain Paterson es Juan el Bautista en Salomé

Desde su aclamado debut en El Oro del Rin bajo la dirección de Sir Simon Rattle en el Salzburg Easter Festival, los compromisos operísticos de Paterson lo han llevado a actuar en los más prestigiosos teatros del mundo.

Esta temporada se destaca su debut en el papel de Wanderer en Siegfried con la Gran Ópera de Houston, el regreso a la Ópera Alemana de Berlín como Kurwenal en Tristán e Isolda; al Festival de Bayreuth como Wotan en El Oro del Rin y como Kurwenal en Tristán e Isolda; y a la Ópera Estatal de Viena como Orest en Electra y como Jochanaan en Salomé.

En entrevista con el bajo barítono escocés, pudimos conocer más acerca de Salomé, de Richard Strauss, de su papel como Juan el Bautista; y muchos otros detalles de la ópera y la importancia de esta presentación en nuestro país.

 

Cuéntanos de tu carrera y de cómo te convertiste en bajo barítono.

Yo empecé cantando en la universidad cuando tenía 18 años. Apliqué para ser violinista, la voz era mi segundo estudio, y me ofrecieron un lugar como cantante, no como violinista; y yo siempre le digo a la gente que esa es la peor crítica que he tenido. Y de ahí en adelante pasé los primeros 10 años de mi carrera cantando como bajo, cantando cosas como Sparafucile en Rigoletto, Ferrando en Il Trovatore, Bonzo en Madame Butterfly, cosas así, Colline en La Boheme... hice mucho repertorio italiano, mucho Mozart; Leporello, Figaro. Y luego en comienzos de mis 30, después de 10 años como bajo, empecé a descubrir que podía cantar notas más altas. Entonces empecé a tomar más papeles de barítono como Amonasro en Aida, Don Giovanni; y luego a mediados de mis 30, 5 años después mi voz se empezó a asentare en algún lugar del medio entre bajo y barítono, entonces, por eso soy bajo barítono. Ahora cantó primariamente repertorio alemán; Strauss y Wagner; pero todavía me gusta cantar Mozart cada vez que puedo.

Hablemos de interpretaciones que has hecho en los teatros más importantes del mundo.

He cantado en algunos lugares encantadores, sí. Siempre suelo bromear conmigo mismo que me consideraría un cantante exitoso si llegara a cantar en el Metropolitan Opera de Nueva York, y tuve la fortuna de ser invitado hace unos años para interpretar The Ring Cycle para interpretar a Gunther. Y me invitaron de nuevo cuando hicieron su nueva producción, entonces soy muy, muy afortunado de ser una de las pocas personas que ha cantado en dos producciones de The Ring Cycle  en el MET. Tuve unos de esos años maravillosos de los que se sueña como cantante, donde cantas en todas las grandes óperas del mundo. Fui muy suertudo, porque canté Fasolt, uno de los gigantes en El Oro del Rin y Gunther, y en esa época era el doble centenario, el aniversario 200 de Wagner, y todo el mundo que podía costearlo estaba haciendo una producción de The Ring Cycle, entonces pude cantar en muchos lugares en donde no había tenido la oportunidad de cantar antes; pude cantar en Berlín, Múnich, La Scala de Milán; pero fue solo suerte, más que todo, que justo estaba cantando el repertorio apropiado en la época apropiada. Me encantaría decir que todo fue por mí, pero hubo un elemento de suerte allí también.

Sobre Salomé. ¿Por qué es una de las más importantes obras de Strauss? ¿Y por qué es él uno de los más grandes compositores de su época?

Strauss, él mismo, vino después de Richard Wagner. Richard Wagner había creado lo que él llamaba como 'lugar del escenario festival sagrado', creo que es una buena traducción, y él no las veía como óperas sino como completas obras de arte, incorporando poesía y arte, escenografía y danza; todo estaba allí, arte en su forma más completa. Strauss, en muchas maneras es como un 'anti-Wagner', pienso yo, en el sentido de que sus orquestaciones, sus orquestas, son más grandes que las de Wagner, son mucho más experimentales. En Wagner tienes hermosos solos largos, pero en Strauss tienes pequeñas explosiones de todo, como pequeños flashes de color. Entonces Strauss debe ser mucho más delicado en performance, aunque tengas 108 músicos en la orquesta. Era un fabuloso, fabuloso orquestador, y orquestaba en una forma que no se había hecho antes, estaba experimentando con el tono, y fue uno de los primeros compositores que realmente experimentó con la tonalidad. Eso se puede escuchar en Salomé. Salomé fue su tercera ópera. Su trabajo más experimental. Y no creo que él, aunque continuaba escribiendo muchas óperas fantásticas; ninguna fue tan radical, ni tan chocantemente nueva musicalmente en el tiempo en el que fueron compuestas, como fue Salomé. Lo que encaja, claro, porque el escenario hecho por Oscar Wilde causó gran sensación en París, un gran escándalo cuando se estrenó. Salomé empuja las barreras. E incluso hoy, le estaba diciendo a alguien el otro día, vemos estas decapitaciones de ISIS, la idea de decapitar a otro ser humano es algo que no ha perdido su capacidad de generar horror y miedo en la gente. Incluso 100 años después todavía es algo horrible e inconcebible para mucha gente, impensable. Entonces todavía tiene ese poder para conmocionar. Y creo que es algo tremendamente emocionante de hacer en Colombia por primera vez, no puedo creer que los colombianos no han tenido la oportunidad de ver esta ópera en vivo, en escenario.

Cuéntanos acerca de tu personaje en Salomé, Juan el Bautista, y qué es lo más difícil de interpretarlo.

Lo más difícil de interpretar a Jochanaan, como se dice en Alemania, nosotros decimos John the Baptist en inglés. ¿Cómo dicen ustedes? ¿Juan el Bautista? Bueno, en el tiempo en que Richard Strauss compuso Salomé, la idea en la historia es que hay un sistema, hay un calabozo, un cuarto bajo el palacio de Herodes, donde John the Baptist está preso; y lo escuchas antes de verlo en la ópera, se escucha su voz elevándose desde la profundidad, porque cuando Strauss compuso esto la amplificación electrónica no existía, no había micrófonos, no había nada. Entonces la compuso en una manera en la que todas las frases son dichas muy alto y fuerte en la voz, es como si fuera un tenor, estaría cantando casi todas las frases con un top c o un top b plano, para ponerlo en contexto, para que la gente entienda, para un bajo eso es como un f, f agudo. Casi todas las frases que él canta tienen una alta nota sostenida, solo para que la audiencia tenga un chance de escucharla cuando no la canta en el escenario. Hoy en día es normal que la gente ponga un micrófono por ahí, en una esquina, y luego ponga los parlantes. Pero nosotros no vamos a hacer eso acá, lo vamos a hacer de la forma en que Richard Strauss quiso que fuera, entonces no hay amplificación. Encontramos un espacio en el ala izquierda del escenario donde me puedo parar, y se puede oír, no sé si un micrófono lo puede coger, pero algo como esto “aaaaaahhhhhh”, sale un gran eco, entonces suena como si estuviera abajo en una caverna debajo del palacio. Es muy emocionante. Pero es duro, es un trabajo duro, es muy difícil de cantar.

¿Cómo son los ensayos con el maestro Caballé y el maestro Rechi?

Fantásticos. Joan Anton Rechi... Vine al primer ensayo y nos miramos el uno al otro: “Te conozco”, “yo te conozco también.” Y resulta que 12 años atrás hicimos Don Giovanni en Londres, dirigida por Calixto Bieito, y yo era suplente de Leporello y Rechi era asistente de Calixto, entonces habíamos trabajado juntos. Y con Merce también, la vestuarista. Entonces fue muy bonito darnos cuenta de que habíamos trabajado juntos antes. Josep Caballé, nuestro conductor, no había trabajado con él antes, y está haciendo un trabajo fantástico. Es una partitura muy, muy difícil para un director porque, como dije antes, la música es muy experimental, entonces la clave cambia, los tiempos cambian, las armonías cambian, todo cambia rápido, Salomé habla en un lenguaje musical, Juan Baptista habla en otro lenguaje musical completamente diferente. Entonces siempre que hay una conversación entre ellos, cambia así, todo el tiempo. Y la Orquesta, por supuesto, no había interpretado esta pieza antes, y estoy muy impresionado tanto por Josep como por la Orquesta y la forma tan rápida en la que están aprendiendo esta pieza. La diferencia entre el primer ensayo, que fue solo hace dos días, y ahora es extraordinaria, absolutamente extraordinaria. La interpretan muy bien y cada vez lo hacen mejor. No sé, pero se siente como si hubieran nacido para interpretar esta música, y espero que lo hagan más, y la toquen más acá en Colombia.

¿Por qué los colombianos no se pueden perder Salomé, teniendo en cuenta que se presenta por primera vez en Colombia?

Creo que lo acabas de decir. Hay que verlo para creerlo, porque definitivamente va a ser presentada una y otra vez. Estar ahí, ser de los primeros en verla. Para mí es muy emocionante hacer una premier nacional de una pieza. Strauss murió hace tanto tiempo, y esta pieza fue compuesta hace muchos años. Y acá estamos haciendo el estreno de esta famosa pieza de música. Entonces creo que es una experiencia que no puedes vivir muy seguido. Pero siempre que la gente me pregunta: “¿Por qué debería ver esto o lo otro?” Siempre cuento la historia de la vez que me ofrecieron entradas para ver a Queen en vivo, cuando era estudiante, y las rechacé porque pensé “es Queen, ya los veré en otro momento.” Y nunca tuve otra oportunidad de verlos, y siempre me he arrepentido. Entonces por eso siempre digo, "si hay algo emocionante, solo ve y hazlo y vívelo, no quieres estar años después pensando Ugh. ¡¿Por qué no fui?!" Como yo.

 

¡No te pierdas Salomé este 16, 18 y 20 de febrero!

 

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