Brahms, de tocar en tabernas al éxito universal

El compositor es uno de los símbolos del romanticismo alemán. No se pierda a la Sinfónica Nacional interpretando su ‘Sinfonía n.° 1’ en Teatro Digital.

En Hamburgo, su ciudad natal, y aun siendo muy joven, el compositor Johannes Brahms (1833-1897) se ganaba la vida tocando piano en los bares y hoteles de los muelles. Esa actividad de sobrevivencia duró hasta que el joven músico, a sus 18 años, cautivó con su talento al renombrado compositor y profesor Eduard Marxsen. 

Marxsen había tenido relación con Beethoven y Schubert, y además admiraba las creaciones de Mozart, Haydn y Bach. El profesor le inculcó a su alumno la tradición de esos grandes maestros y así se empezó a perfilar su carrera como músico.  

Hijo de un contrabajista y de una costurera, Brahms empezó a demostrar su talento en una gira por Europa en la que acompañó al violinista y compositor húngaro Ede Reményi. En esa serie de presentaciones, Brahms empezó a crear relaciones con grandes maestros como Clara y Robert Schumann, quien impulsó su carrera con un profético artículo que publicó en su revista Neue Zeitschrift für Musik.  

La historia probaría que Schumann tenía razón al apostar por el éxito del aquel entonces joven compositor, que se destacaría como uno de los principales maestros del romanticismo alemán, cuyas obras abarcaron varios géneros.  

Brahms incluso se atrevió a componer piezas populares como sus célebres Danzas húngaras, inspirado en las enseñanzas de Reményi. Las piezas del compositor alemán siguen siendo parte fundamental de los repertorios de las principales orquestas del mundo.  

En Colombia, por ejemplo, la Orquesta Sinfónica Nacional creó el Ciclo Brahms, en el 2013, en el que interpretó sus cuatro sinfonías, dos conciertos para piano, el concierto para violín y el doble concierto para violín y chelo. 

Hasta el 1 de octubre, el concierto en el que la Sinfónica interpreta la Sinfonía n.° 1 en do menor, op. 68 se podrá ver en Teatro Digital, la plataforma de Bancolombia y del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, un escenario de la Alcaldía de Bogotá a través del Instituto Distrital de las Artes.   

El alemán estrenó esta obra en noviembre de 1876, en la ciudad de Karlsruhe (Alemania), luego de un proceso de creación que lo tomó casi 20 años, desde que empezó a bocetearla en 1855. 

El compositor fue uno de los protagonistas del IV Festival Internacional de Música Clásica de Bogotá, que se realizó en el 2019 y estuvo dedicado a cuatro figuras del romanticismo germano: Brahms, Schubert y Schumann.  

El programa de mano del festival resaltaba que Brahms veneraba a Beethoven hasta el punto de sentir que después de él no se podía componer nada que valiera la pena.

“En parte por esa razón y en parte por su exacerbado perfeccionismo, le tomaba mucho tiempo, años incluso, terminar una obra. A pesar de eso, su expresión, profundamente conmovedora, es uno de los más excelsos ejemplos del romanticismo, tanto en las grandes formas orquestales o sinfónico corales, como en las formas más íntimas de la música de cámara o de las piezas para piano”, añadía el texto sobre el compositor. 

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