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El alma juvenil del maestro Carlos Villa

Uno de los grandes violinistas del país y un gestor de las agrupaciones juveniles de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, falleció ayer. El Teatro Mayor extiende un saludo de condolencias para sus amigos, colegas y familiares y conmemora la importancia de su trabajo.

Aunque nació en Cali, el gran violinista Carlos Villa era de todas partes. Creció en Cartagena y en Dallas. Estudió Filadelfia y en Zurich. Vivió en Londres (donde en los años sesenta tocó un concierto con Los Beatles) y en Salzburgo, y luego, hizo giras por todo el mundo como violinista invitado o director de ensambles de cámara. Siempre con unas medias rojas que le dieron un apodo cariñoso que jamás se pudo quitar: el violinista de las medias rojas.

En sus entrevistas, siempre dijo que quiso ser violinista gracias a dos figuras: Luis Biava y Yehudi Menuhin, quien a mediados del siglo XX era uno de los grandes violinistas del mundo. A Biava lo pudo haber visto en Cali o en Barranquilla, y a Menuhin tal vez lo conoció cuando en 1950 vino al país. Villa tenía unos 7 años y quedó tan impactado que comenzó a hacer estudios de piano en el Conservatorio de Cartagena. Como le pasa a los grandes músicos, la interpretación se fue tomando su vida: entró a estudiar al Curtis Institute, a los 21 años obtuvo el sexto lugar en el Concurso Internacional Tchaikovsky, en Moscú, fue alumno del mismo Menuhin en Zurich y en 1970, con 27 años, se convirtió en el concertino de la New Philharmonic Orchestra, en Londres. “Descubrí que me sonaba mucho mejor el violín con las medias rojas”, dijo sobre su famoso apodo en una entrevista con la Orquesta Filarmónica de Bogotá. “Es un misterio”.

Su huella, sin embargo, fue mucho más allá de la de un gran intérprete. Como maestro, Villa dirigió la Orquesta de Cámara de Salzburgo y ya al final  de su carrera, en 2014, creó uno de los grandes proyectos de formación musical de Colombia: la Orquesta Filarmónica Juvenil de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, un proyecto que les ha permitido a varios talentosos jóvenes músicos de todo el país continuar con su formación musical y empezar su camino a la profesionalización. Fue por esto que en 2016 la Secretaría de Cultura Recreación y Deporte de Bogotá le entregó el Premio Vida y Obra, que reconocía toda su trayectoria.

El Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo y su director, Ramiro Osorio Fonseca, se unen al homenaje al maestro Carlos Villa, reconocen el invaluable aporte que su trabajo tuvo para el desarrollo de la música en Colombia y extienden un saludo de condolencias para sus amigos, familiares y colegas.

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