Katia Guerreiro, una guardiana del fado tradicional

Considerada una de las principales figuras del género en la actualidad, la artista será la protagonista de una nueva retransmisión de Teatro Digital.

Su cara está inclinada un­os grados más de lo normal hacia arriba, como si los sonidos y las palabras que salen de su boca no solo estuvieran dirigidos a quienes la acompañan en las sillas del escenario. Su voz está cargada de emociones, marinada por décadas y décadas de dolores, de nostalgias, de pasiones, de saudade. Así canta Katia Guerreiro, la portuguesa de origen sudafricano, cardióloga de profesión, intérprete de rock en su juventud, que tras un descubrimiento mágico comenzó una carrera que la ubica hoy como una de las principales intérpretes del fado.

En su carrera de casi 20 años, resumida en diez discos y en presentaciones en más de 20 países, Guerreiro se ha caracterizado por conservar en sus interpretaciones las tradiciones del fado, ese género que hace mucho se convirtió en uno de los legados culturales más importantes de Portugal.

Guerreiro suele conservar en sus formaciones los instrumentos tradicionales de la historia del fado: la guitarra portuguesa, la guitarra clásica, el bajo acústico y, algunas veces, el piano.

“El fado es la canción del alma, con todos los colores que tiene el alma... Yo le canto a todo lo que sea la vida: el amor, la nostalgia, el dolor, la alegría, saudade”, le decía Guerreiro al Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo en el 2018, en una entrevista que precedía su presentación en el Festival de Fado del 2018.

Ahora, ese concierto, una coproducción con Alto e Bom som y Everything is New, se podrá revivir en desde el 2 de julio, a las 8 p. m., en la plataforma Teatro Digital, de Bancolombia y la Alcaldía Mayor de Bogotá a través del Instituto Distrital de las Artes y su escenario el Teatro Mayor.

El amor de Guerreiro por ese fado tradicional se fue desarrollando en un camino lleno de curiosas intersecciones. La madre de la artista vivía en Angola cuando estaba embaraza y abandonó el país africano tras su independecia de Portugal en 1975.

Guerreiro nació un año después en Sudáfrica y a sus once meses empezó a vivir en la isla de São Miguel en el archipiélago portugués de Azores. Y aunque en su casa la música que escuchaba su familia estaba más relacionada con Ángola, la artista empezó a enamorarse del fado gracias a los temas que sonaban en la radio o en la televisión.

La semilla del fado quedó sembrada entonces y Guerreiro comenzaría a cultivarla en su adolescencia, pues a los 15 años, en el Rancho Folclórico de Santa Cecilia, empezó a interpretar la viola da terra, un instrumento de cuerda tradicional del archipiélago.

Pero su vida pareció moverse hacia otra dirección, ya que cuando empezó a vivir a Lisboa entró a estudiar medicina y además a cantar en un grupo de rock, Os Charruas, que nació en la década de 1960.

El fado parecía alejarse entonces, pero encontró una manera de volver. Una noche, como relata Guerreiro en una entrevista con el diario catalán El Periódico, estaba en la Taverna do Embuçado, que entre sus asistentes tenía conocedores del género portugués, cantantes y hasta los guitarristas que habían acompañado a Amália Rodrigues, la estrella que más alumbra en la constelación del fado.

La invitaron a subirse al escenario; al principio pensó en negarse, pero finalmente salió, cerró los ojos y canto tres fados. “Al terminar, un señor me cogió del brazo: João Mário Veiga. Le dije que pensaba dedicarme a la medicina y me respondió: ‘no, no, esto no puede ser, tu voz es especial, tienes que seguir cantando’. Más tarde me invitaron a cantar en un homenaje a Amália y mi vida dio un giro”, recuerda en aquella entrevista.

Efectivamente, el giro fue tremendo, digno de retratar en una de sus canciones. En el tributo a Amália, que se realizó en el Coliseo de Lisboa, Guerreiro cautivó a los asistentes con su interpretación de dos clásicos de la homenajeada, Amor de mel, amor de fel y Barco negro. Unos meses después, ya estaba lanzando su primer disco, Fado maior.

Así se fueron encadenando presentaciones en escenarios de Francia, Bélgica, Inglaterra, Suiza, España, Noruega, Polonia, Suecia, Grecia, Corea del Sur, entre muchos otros países. A esos conciertos se sumaron reconocimientos como la Personalidad Femenina del 2005 en Portugal y la Orden de las Artes y las Letras que el Estado Francés le otorgó en el 2013.

Su periplo artístico la ha traído en un par de ocasiones a Colombia. La más reciente fue en el 2018, como cierre de la cuarta edición del Festival del Fado del Teatro Mayor. En esa presentación, Guerreiro recorrió su disco Até ao fim y además reservó un espacio para una invitada especial, la cantante colombiana Mónica Giraldo, junto a quien interpretó la canción Ancorado em mim.

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