Las grandes orquestas del mundo en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo

El Teatro Mayor se ha convertido en un destino obligado de las mejores agrupaciones de música clásica.

Esta historia tiene en un extremo a Daniel Barenboim y en el otro a Valery Gergiev. El primero, pianista y director argentino, que ha sido batuta de las principales orquestas del mundo, protagonizó el primer concierto de una orquesta internacional en el Teatro Mayor, el 15 de agosto del 2010, como batuta de la West-Eastern Divan Orchestra. El segundo, ícono de la música clásica rusa, director general de ese tesoro artístico que es el Teatro Mariinsky de San Petersburgo, protagonizó el último concierto que se realizó en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo antes de la cuarentena declarada por el coronavirus.

En medio de esos dos episodios, el Teatro Mayor, que está celebrando sus diez años, ha logrado construir una profusa historia dedicada a la música clásica, con la presentación de algunas de las orquestas más importantes del planeta. La West-Eastern Divan Orchestra, por ejemplo, es un proyecto ideado por Barenboim y el filósofo Edward Said que reúne a músicos de Israel y Palestina, convirtiéndose en un ejemplo de cómo la música puede ser un instrumento para la convivencia y la paz. Antes de aquel histórico concierto, el director argentino alabó la acústica del aquel entonces novel Teatro, con una frase que bien podría estar grabada en marmol en la entrada de su sala: “En este teatro no se puede mentir, todo se escucha perfecto”. 

Gergiev, por su parte, llegó al Teatro en marzo pasado con los músicos de la agrupación de su corazón, la Mariinsky Orchestra. Eran 39 músicos que, en la noche de aquel frío lunes, sonaron como si fueran tres orquestas. Y aquella fue también la segunda ocasión en la que Gergiev visitaba el escenario, pues el ruso ya se había presentado en el 2016, dirigiendo a la Wiener Philharmoniker de Austria.

Esta histórica agrupación, insignia del país que es epicentro de la música clásica mundial, regresó a Bogotá un par de años después bajo la dirección de un artista que ha calado hondo en la historia del Teatro Mayor: el venezolano Gustavo Dudamel. Aquel concierto también fue un momento memorable, no solo por su sentido social, pues fue la Gala patrocinada por la familia Santo Domingo a beneficio del programa Cien Mil Niños al Mayor, sino por su excelsa calidad musical.

Y Dudamel sí que sabe de noches históricas, porque, por ejemplo, en el 2010 fue batuta de la Orquesta Simón Bolívar de Venezuela y músicos de seis orquestas de Colombia en el concierto para la reanudación de las relaciones diplomáticas entre nuestro país y Venezuela. Luego, cinco años después, regresó comandando de nuevo a la Simón Bolívar, símbolo máximo del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela.

Otro aclamado director de talla mundial que ha inundado la sala del Teatro Mayor con su talento es Zubin Mehta, quien, junto a la Orquesta Filarmónica de Israel, se ha presentado en el 2013, el 2016 y el 2019. El año pasado, la reacción del público fue tan fuerte que Mehta tuve que regresar en varias ocasiones al escenario; era como si los espectadores no quisieran que se fuera de Bogotá y lo hubieran querido retener con sus aplausos.

“¡Mi más sincera y cálida felicitación por su décimo aniversario! Recuerdo con gran alegría al increíble público y a las presentaciones con la Orquesta Filarmónica de Israel en Bogotá. Espero poder volver pronto a su maravilloso teatro”, escribió el maestro Mehta en su mensaje de felicitación al Teatro Mayor.

2019 fue un año particularmente especial para la música clásica en el Teatro Mayor, pues también contó con la presencia de otro director que hace rato está en el olimpo de este género: Sir Simon Rattle. Con la London Symphony Orchestra, que en sus filas tenía al violinista colombiano Julián Gil Rodríguez, Rattle protagonizó un concierto épico, con obras de Britten y Mahler, y un bis con El pájaro de fuego de Stravinski.

El Teatro Mayor también ha recibido a directores tan importantes como Kent Nagano, el colombiano Andrés Orozco-Estrada y a agrupaciones como la Philharmonia Orchestra de Reino Unido, la Orquesta Nacional Rusa y la Orquesta Sinfónica de Amberes. También, se ha convertido en un escenario para las agrupaciones colombianas más importantes de la música clásica: la Orquesta Filarmónica de Bogotá, la Orquesta Sinfónica Nacional y la Nueva Filarmonía y organizaciones con trasfondo educativo como la Fundación Batuta y la Filarmónica Joven.

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