Las nuevas baladas de los carrangueros

Fue el jueves 16 de marzo del 2017 cuando la agrupación colombiana Los Rolling Ruanas, conformada por Juan Diego Moreno, Fer Cely, Luis Guillermo González y Jorge Mario Vinasco, se subió por primera vez al escenario del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.  

Habían pasado unos tres años desde que el grupo sorprendió a la escena musical del país con sus particulares versiones de clásicos del rock de Rolling Stones y Kiss. La agrupación se atrevió a mezclar la carranga campesina con temas extremadamente populares como Paint it Black y I was Made for Loving You.  

Como lo comprobó el tiempo, aquello fue mucho más que un fenómeno viral y Los Rolling Ruanas se fueron consolidando con una propuesta propia, en lo que lo visual también tenía una presencia protagónica.  

Aquella presentación del 2017 en el Teatro Mayor fue la excusa para el lanzamiento del primer disco de la agrupación, La balada del carranguero, cuyo primer sencillo, Maleza, se había lanzado en octubre del 2016.  

El álbum tomaba su nombre de la canción homónima, que narra el viaje de un músico campesino por tierras colombianas, una historia sobre un personaje misterioso en busca de su destino. “Sobre sus hombros lleva una ruana -esa capa típica que protege del frío de la altiplanicie andina colombiana- y un tiple, instrumento nacional y compañero fiel del carranguero”, aseguraba la banda en el programa de mano del concierto.  

Estos carrangueros, ahora con ruanas nuevas, volvieron al Teatro Mayor el pasado 25 de junio, convirtiéndose en la primera agrupación que se subía al escenario tras meses de encierro debido a la pandemia del coronavirus.  

En esta ocasión, el grupo no tuvo a su frente al público, sino a una serie de cámaras que grabaron la presentación, que se transmitirá hasta el 19 de septiembre en la plataforma Teatro Digital, de Bancolombia y del Teatro Mayor, un escenario de la Alcaldía de Bogotá a través del Instituto Distrital de las Artes.  

Según los integrantes del grupo, aquel concierto fue, sencillamente, como volver a la vida. “En condiciones poco comunes, la agrupación se enfrentó a un teatro vacío, en el que tuvo que jugar con la ausencia del público, convirtiéndolo en un elemento a su favor, sosteniendo emociones, sonidos, sonrisas para la futura audiencia virtual”, aseguró la banda en su descripción del espectáculo. 

Es una nueva oportunidad para verlos de nuevo, para escuchar los tiples sonando como rock y las canciones poderosas y románticas de estos carrangueros.  

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