L’Explose sigue danzando

Juliana Reyes, dramaturga y directora artística de la compañía, habla sobre la nueva etapa que está viviendo el grupo tras el fallecimiento de su fundador, Tino Fernández.

“Son esos juegos del destino tan extraños”, reflexiona Juliana Reyes, directora artística y dramaturga del grupo de danza contemporánea L’Explose. La agrupación fue fundada en París por el coreógrafo, director y bailarín español Tino Fernández, junto a quien Reyes trabajó durante más de dos décadas.

Esta pareja creativa, junto con el grupo de virtuosos bailarines que los han acompañado, lograron establecer a L’Explose como uno de los estandartes de la danza contemporánea más importantes de Colombia, por su prolífico repertorio y por el interés que generaban sus creaciones en el circuito internacional.

Reyes cuenta que junto a Fernández habían conversado sobre hacer una obra que hablara de la muerte. El año pasado, falleció el padre de Fernández y cuando el coreógrafo fue a despedirlo nacieron un par de sobrinos nietos suyos. “Era como una sensación del ciclo de la vida”, recuerda Reyes sobre esa situación que fue la chispa creativa de Estela, la que sería la nueva creación de L’Explose.

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A comienzos de este año, Fernández falleció después de batallar contra un cáncer linfático. Reyes y L’Explose siguen con el legado del español y además de continuar con el montaje de Estela, una coproducción con el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo que se estrenará en octubre, la agrupación acaba de finalizar un festival virtual en el que presentó algunas de sus obras más importantes en Internet.

Por otra parte, L’Explose también realizará el seminario ‘Cuerpo digital’ del 4 al 15 de mayo, que contará con diez conferencias que hablarán sobre cómo repensar el trabajo corporal cuando no puede presentarse en vivo. Ingresa aquí.

A continuación, Reyes relata en primera persona lo que ha significado esta nueva etapa de L’Explose.

¿Cómo estaba L’Explose antes de la cuarentena?

“Estábamos en un estado de estupor. Con una persona como Tino todos los que estábamos a su alrededor pensábamos que era eterno, pero con una enfermedad de la que hasta ahora nos estábamos enterando, con cómo ocurrieron los acontecimientos y con la velocidad que ocurrieron, estábamos intentando entender, aceptar.

Con Tino todo el año pasado hablamos del tema de la nueva obra, pensando qué íbamos a hacer, cómo lo íbamos a hacer. Además del Teatro Mayor íbamos a hacerlo con el Festival Grec de Barcelona, pero les quitaron un patrocinio y entonces nos dijeron que no. Decidimos hacer una obra más pequeña, no con toda la compañía sino con una mujer mayor y una niña; Tino tenía una idea coreográfica, entonces yo había ido a comprar lo que él me había dicho de escenografía y había un montón de cosas ya puestas.

Yo decidí empezar los ensayos cuando se cumplió el mes de su fallecimiento y alcanzamos a montar casi cincuenta minutos de la obra y al final no son dos sino tres bailarinas. Ángela Cristina Bello, una de las bailarinas que lleva más años trabajando con nosotros, nos iba a ayudar con la parte coreográfica, sabiendo que Tino estaba en quimioterapia e iba a tener muchos días fuera. Luego, viéndola en medio en la escena, entendí que entre esas dos edades hacía falta una edad intermedia y Angelita terminó haciendo parte también de las bailarinas.

Estábamos en medio de eso, de intentar entender cómo continuar, porque yo creo que cuando uno ha tenido, en mi caso personal 22 años de trabajo con alguien, muchas de las razones de hacer lo que hacíamos era también estar juntos”.

¿Cómo ha sido el proceso de creación?

“El proceso en todo este tiempo también ha sido encontrar nuevas razones para las cosas. Todavía no las sé; yo creo que cuando hay un duelo tan profundo sirve mucho no mirar tan lejos, mirar a lo cerquita, ir solucionando día a día y eso me irá dando las razones. En el proceso creativo hay una gran diferencia, porque es trabajar con un socio con el que estás hablando de todo y de pronto sentir que ya no está.

Fue muy curioso lo que me pasó ese mes que alcanzamos a trabajar haciendo el montaje, todo el mundo decía “sentí a Tino”, “soñé con Tino”, “Tino se me apareció en los sueños”… Todo el mundo hablaba que sentía a Tino por ahí y para mí todo era vacío, yo no sentía nada. Pero cuando estaba en los ensayos no, cuando estaba en los ensayos sí sentía, no puedo decir que su presencia, pero sentía que mucho de lo que él hubiera dicho yo lo tenía adentro".

¿Cuáles fueron las enseñanzas más importantes que dejó Tino Fernández?

"Hay algo muy profundo que queda, que tiene que ver con lo artístico y con lo humano, porque para Tino lo artístico estaba ligado a lo humano. Tino podía hacer una obra y hacer un tártaro de salmón con la misma pasión, porque para él el arte estaba metido en la vida. Una de las principales cosas que nos dejó fue la sensación de ser una familia, todo este tiempo hemos tenido muy claro la necesidad de apoyarnos unos a otros porque ha sido muy momento muy frágil para todos.

Artísticamente también hay varias cosas que Tino también impregnó en mí de una manera muy fuerte. Una es la sensación de la importancia de lo simple, de cómo en la esencia de las cosas, sin robustecerlas con un montón de artificios, se encuentra una magia y una poesía, y otra es un gran valor al cuerpo como herramienta y como tema.

Eso me ha hecho pensar mucho en este tiempo, lo complejo que es la cuarentena para todas las profesiones, pero en términos muy fuertes para la danza, porque el gran enemigo es el cuerpo, el cuerpo del otro se volvió el enemigo y eso para la danza es brutal porque nuestro arte está construido desde el sudor del otro, desde el contacto con el otro, desde todo lo que somos como cuerpo humano. Cuando el cuerpo humano se vuelve la víctima y el verdugo es algo muy complejo que nos hace reflexionar sobre hacia dónde vamos como quehacer artístico. Y ahí vendrán muchas reflexiones, no solo sobre el tema de cuándo podamos abrir nuestros escenarios, sino cómo vamos a entender el cuerpo después de esto.

La cuarentena es una de las estrategias que se buscaron en un momento de incertidumbre tan grande, pero creo que viene un tiempo, al menos hasta que se encuentre una vacuna, en el que la percepción del cuerpo va a transformarse. Un poco lo que hemos intentado en esta época es, por un lado, poner todo lo que hemos hecho para que la gente lo vea también instintivamente como un homenaje a Tino. Luego, con el seminario estamos intentando que la gente también adquiera herramientas, el tema de llegar al escenario va a tardar y mientras tanto ¿qué?, no solo al nivel de qué vas a comer, o de de qué vas a vivir, sino a nivel creativo.

Por eso mi interés es que la gente pueda tener otras herramientas, porque el teatro tiene la palabra y otras maneras de comunicar que no solamente son el cuerpo; la danza hasta ahora ha sido solamente el cuerpo. Entonces ¿a dónde vamos? y ¿de qué manera nos vamos a relacionar ahora con este quehacer que tenemos?".

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