Mario Lavista: la música mexicana pierde a uno de sus grandes exponentes

Mario Lavista: la música mexicana pierde a uno de sus grandes exponentes

El compositor mexicano, desde los años setenta, revolucionó la música clásica y, además, contribuyó a su difusión en América Latina a través de publicaciones como la revista ‘Pauta’.

Foto: Tomada de Secretaría de Cultura Ciudad de México

.Del diálogo del cristal y del oboe,
de lo que el clarinete propone como huida
y la flauta regresa a sus dominios,
de lo que las cuerdas ofrecen como enigma
y ellas mismas devuelven a la nada,
solo el silencio guarda la memoria.

Álvaro Mutis, ‘Después de escuchar la música de Mario Lavista’

 

En 1985 Álvaro Mutis escribió un poema en honor a un compositor mexicano que durante los últimos 20 años se había convertido en una de las principales figuras intelectuales para la música clásica y contemporánea en ese país. En su poema, ‘Después de escuchar la música de Mario Lavista’, el escritor colombiano hablaba de cómo su música “destilaba un licor de transparencia” y llevaba “al borde de un océano, que sin cesar recrea en sus orillas, la dorada permanencia de las formas”.

Hoy, tras el anuncio de la muerte del gran maestro mexicano, es pertinente recordar sus palabras.

Mutis no aclara qué obra del compositor mexicano estaba escuchando antes de escribir su poema. Para la década de los años 80, Mario Lavista, quien nació en Ciudad de México en 1943, ya había escrito decenas de piezas para piano, orquestas, vientos y coros, algunos con claras referencias literarias, como su ‘Homenaje a Beckett’ para tres coros mixtos a capella. También había ido del Conservatorio Nacional de Música de su país, donde estudió composición con maestros como Carlos Chávez y Héctor Quintanar, y a Europa, en donde complementó su formación con otros maestros como Karlheinz Stockhausen. Fue allí donde se interesó por la improvisación y la electroacústica.

La obra de Lavista, así, se convirtió en un referente latinoamericano de la vanguardia musical de su época. Así lo demuestran obras como ‘Aura’, una ópera en un acto basada en la novela homónima de Carlos Fuentes que fue estrenada en el Palacio de Bellas Artes de México en 1988, o su obra para orquesta ‘Clepsidra’.

Además, Lavista hizo también un aporte importante a la discusión intelectual y académica sobre la música a través de la revista ‘Pauta’, que fundó en 1982 y de la que fue director desde entonces. Escribió diversos ensayos que exploraban temas como la creación a través de la improvisación, la creación e interpretación en la música electrónica, o que analizaban figuras musicales, siempre desde una perspectiva humanista, abierta y con un profundo conocimiento.

En 1998 presentó ante el Colegio Nacional de México una obra titulada ‘Reflejos de la noche’. En su discurso, explicó: “En esta obra me propuse eliminar cualquier sonido real y utilizar únicamente sonidos armónicos; esos ‘polvos mágicos’, reflejos audibles de cada uno de los generadores, que sólo de manera esporádica han aparecido en la música”. Veinte años después, esa misma obra sonó interpretada por el Cuarteto Q-Arte en el Teatro Estudio del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, durante la tercera edición del Festival Internacional de Cuartetos de Cuerdas FestQ-Artetos. Al día siguiente, en el mismo escenario, el compositor mexicano volvió a ser protagonista con dos obras: el ‘Cuarteto n.º 6: Suite en cinco partes’, que interpretó el Cuarteto Q-Arte, y el ‘Cuarteto n.º 5: Siete intervenciones’, que hizo parte del repertorio del Cuarteto Latinoamericano, que visitaba el festival desde México.

El Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo se une al recuerdo de esta inmensa figura de la música mexicana y latinoamericana en el día de su fallecimiento y expresa toda su solidaridad a sus allegados.

 

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