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Detrás del telón
A ritmo de vallenato: ¡Recordemos la esencia de este género que ha conquistado millones de corazones en el mundo!

Cuerpo

Vallenato es un género musical tradicional y propio de la costa caribe colombiana. A ritmo de paseo, merengue, son y puya se le canta a la mujer, a la tierra, al paisaje, a los amigos, sobre todo, al amor como lo hizo Leandro Díaz en Quiéreme.

Así será el lanzamiento del 51º Festival de la Leyenda Vallenata

Para ello hicimos un intento de vallenato cachaco viajando a través de las palabras de los grandes juglares del Valle de Upar. No se pierda la transmisión en directo de este evento por Teatro Digital (www.teatrodigital.org), el sábado 21 de abril a las 8 p.m.

Álvaro López, uno de los más emblemáticos reyes del vallenato, estará en la gala en la que se presentará el festival 2018. / Cortesía Teatro Mayor

Métodos de conquista

Y entonces nos dimos cuenta de que éramos unos cachacos tratando de entender otro clima. Un clima que tiene un mundo propio, cálido y acogedor. Aquel del reposo bajo el palo e´ mango, la visita en el porche o la ventana y la casa de puertas abiertas. Distante de ese aire paramuno, mojado y abrigado que tan bien define nuestro carácter contenido. A los cachacos nos cuesta sentarnos a oír vallenato porque no comprendemos nada de nada sobre la lentitud y su maravillosa cadencia. Cómo será que lo aprendimos a bailar (¡a bailar!) en las discotecas al son de Carlos Vives y lo coreamos sin darle la autoría a quiénes verdaderamente se inventaron esos versos increíbles. Como si fueran canciones sin pasado… esa es nuestra confesión.

Y tuvimos que sentarnos a oírlo. Y bien. Horas y horas, oyendo sus ritmos y leyendo sus letras, poniéndoles cara a estos poetas populares que reciben el gran nombre de juglares. Descubriendo esa geografía vallenata del gran Valle de Upar, desde la propia Valledupar a orillas del río Guatapurí y al pie de la Sierra Nevada de Santa Marta hasta Lagunita de la Sierra y Fonseca en el centro de la Guajira, pasando por El Paso y bordeando el río Magdalena –los solo nombres ya son pura poesía. Así que hablamos desde la sorpresa y esa delicia del descubrimiento. Uno en donde vimos que hay un ritmo que no se percibe en la lectura de las letras; una lentitud y falta de gramática que solo adquiere sentido en el mundo oral. Las letras son una formalidad, imposible de entenderlas si las lees de corrido. Con el vallenato sí que es importante hacer el ejercicio de oír juiciosamente la melodía. Para dar en el punto de esta melancolía sabrosa, que así la definimos. La música nos indica el camino, nos va señalando el ritmo y hay que dejarse llevar por ella. Como una historia de amor. A la mujer, a la tierra y al paisaje. Con su inicio de conquista y enamoramiento, para llegar al cansancio y las traiciones, el final y la impensable soledad. Es algo muy largo, como la vida misma, y eso nos lo van contando las canciones. No hay prisas, solo en el ansia de querer. Y de enamorarse una y otra vez pese a que ya habíamos dicho que no nos volvería a pasar eso del amor.

Y descubrimos, entonces, que el vallenato es como una mezcla entre el amor cortés y el wild west, pasando por el prisma de las peleas de gallos, en una tierra frondosa y florida, y al mismo tiempo aislada y enclavada hasta la llegada del ferrocarril. Y todo este caldo de cultivo hizo posibles (y necesarios) los juglares del acordeón, y la mistificación de un lugar en el mundo que escapa y niega la historia, porque prefiere ser recordado y vivido como una leyenda que se crea y se actualiza permanentemente; luchando contra el olvido, como un caballo brioso, o un fiero gavilán, a partir de la oralidad.

Y se canta para sentirse vivo, para mantener viva esa tierra a la que se adora, porque les ha permitido ser. Cantan para enamorar, para burlar a la muerte, para torear a los vivos. Y enamorarnos a los otros, los de tierra fría.

Y por eso nos atrevimos a hacer una canción con algunas de esas voces que han hecho del vallenato algo tan grande como para ser considerado Patrimonio de la Humanidad:

 

LLEGA EL AMOR

  • Implorando tu cariño paso las noches, paso los días, quiéreme vidita mía que soy un ave y no tengo nido, quisiera vivir contigo en completas alegrías, yo soñé que acariciaba tus suaves manos tu lindo talle. (Quiéreme, Leandro Díaz)

 

Y EL GALANTEO

  • Ay yo persigo una paloma que tiene los ojos negros y la mirada serena, pero nunca le puedo arrancar una pluma porque ella es muy maliciosa y cuando me le acerco vuela, ay yo no sé por qué se espanta esa paloma mensajera, hombre le voy a poner una trampa para que caigas en ella y si yo fuera como son esos pájaros que vuelan oye pa´ que vieras como chupa un chupaflor. (La mensajera, Rafael Escalona y Bovea y sus vallenatos)

 

PASA TAMBIÉN QUE EL CORAZÓN ES GRANDE Y CABEN MUCHOS AMORES

  • Al llegar a mi rancho encuentro alegre a la mujer que más me quiere y por quien vivo trabajando, ella sabe que yo me demoré tomando porque me enamoré de otras mujeres, pero yo le pido que no me cele porque el domingo me voy más temprano. Como yo soy el campesino parrandero ayy hombe’ frecuento al pueblo pa’ satisfacer mi vicio y vivo parrandeando y trabajando muy contento, no he conseguido plata, pero estoy sin compromisos. (Campesino parrandero, Jorge Oñate)

 

PERO LLEGA LA INDIFERENCIA

  • Como en verdad me gustaba que la amara no era raro, pero no era mi intención, pero en cosas del amor creo no tener la palabra la tiene es el corazón y ahora siento algo distinto, que me hace llamarla a gritos, y en lo profundo de mi alma como un mendigo limosnas si pido me des tu amor. Muy callada se quedó, al escuchar mis palabras, nada dijo con su voz pero habló con su mirada. (Llegaste a mí, Silvio Brito)

 

Y LA AMENAZA

  • ¿Por qué juegas con mis sentimientos, acaso merezco que lo hagas así? Te empeñas en hacerme daño sin haber motivos, sin tener razón, si se trata de amor te doy la vida y todo de mí, a cambio no hay nada y de esa jugada ya yo me cansé. Y no voy a llorar más lágrimas, mis ojos no verán salir porque se va a acabar el juego del que siempre te ensañas conmigo y si me das cariño recíprocamente eso te daré, pero si me lastimas con la indiferencia te lastimaré. (Decidí cambiar, Binomio de Oro)

 

PERO, SOBRE TODO, LA SOLEDAD

  • No importa que no encuentre el corazón lo que ha buscado de verdad, no importa el tiempo que ya es muy corto en las ansias largas de vivir, cualquier minuto de placer será sentido en realidad si lleno el alma, si lleno el alma de eternidad. (Sin medir distancias, Diomedes Díaz)
     

Este es nuestro viaje a la soledad. Con Leandro Díaz, al Binomio de Oro, a Rafael Escalona y Bovea y sus vallenatos, a Silvio Britto, a Jorge Oñate y a Diomedes Díaz. De su mano hicimos esta historia de amor vallenata. Gracias.

* Teatropedia es un proyecto educativo del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo en pro de la formación de públicos en temas culturales. Más información en www.teatromayor.org.

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