El Biarritz Malandain Ballet llega al Teatro Digital con La Cenicienta

El maestro David Porcelijn será el encargado de la parte musical al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia. Disfruta de este espectáculo a través de Teatro Digital, desde cualquier lugar, este viernes 12 de junio desde las 8:00 p.m.

 

 

 

   

 

Thierry Malandain se formó como bailarín clásico, pero siempre se ha interesado en propuestas diferentes como las de la danza contemporánea que ha cultivado con gran éxito. Así lo demuestran sus creaciones coreográficas en las que encontramos música de Mozart, Falla y Ravel, como vimos hace unos años en Bogotá, o de Britten y Stockhausen, es decir, música que no ha sido concebida para ballet. Y es precisamente de la música, un arte que Thierry Malandain percibe como imagen y movimiento, que nace su concepción plástica novedosa, llena de imaginación y gran belleza.

 

Un montaje limpio, poderoso y lleno de significado

“Hice la coreografía de Cenicienta para escapar de lo negro de las cosas demasiado reales.

Para olvidar la humanidad que sangra, la ignorancia y la necedad humanas, en resumen,

para tratar de sublimar lo ordinario”

Esto expresa Thierry Malandain sobre este montaje que sigue de cerca la versión de Charles Perrault del cuento de hadas y la partitura de Prokofiev. En escena lo principal es, por supuesto, la magia del movimiento corporal en conjunción con la música, que se enriquece con pocos elementos cargados de simbolismo. La zapatilla, el objeto determinante en la historia, aparece repetidamente formando un telón de fondo que nos anuncia la verdad y la justicia. Sutiles cambios de luz crean las atmósferas que van de la mano con los diferentes temperamentos dramáticos del relato. Veinte bailarines van caracterizando diferentes personajes e incluso se convierten en parte del decorado. La madrastra y las hermanastras, interpretadas por hombres, crean lo grotesco de los personajes. El hada madrina y las hadas de las estaciones, se revelan con hermosos detalles. En la fiesta del príncipe los bailarines alternan con maniquíes negros sin cabeza (que pueden ser las demás mujeres del reino) y se transforman, como en un caleidoscopio, en el implacable reloj que anuncia a Cenicienta que debe partir. Pocos elementos utilizados con ingenio, recursividad, inteligencia y sobretodo con un sentido estético único que no deja de conmovernos.

Para Thierry Malandain esta historia sigue interesando al público de hoy porque tiene una dimensión universal. Considera que el sueño de Cenicienta es el mismo de todos nosotros de ser amados, reconocidos, de no quedar ocultos, el deseo simplemente de existir: “Busqué seguir la narración pero también quise exponer allí las expectativas, las esperanzas que todos podemos tener.”

La versión musical de prokofiev

Al ruso Sergei Prokofiev (1981-1953) debemos partituras memorables como Pedro y el lobo, óperas como El amor por tres naranjas, la música para las películas Alexander Nevsky o Iván el terrible dirigidas por el legendario Sergei Eisenstein, y maravillosos conciertos para piano entre muchas otras obras. La música para ballet es también un importante legado de este compositor, pianista y director de orquesta ruso que vivió las dos guerras mundiales. Además de Cenicienta cabe destacar La historia del bufón, El paso de acero, El hijo pródigo, Romeo y Julieta y La historia de la flor de piedra. Su estilo personalísimo, fuera de lo convencional y lleno de ironía causó sorpresa, por decir lo menos, en su tiempo y le valió ser tildado de formalista (es decir en contra del realismo socialista) por el régimen de Stalin. 

La música para el ballet La Cenicienta le fue comisionada por el famoso Teatro Bolshoi de Moscú tras el éxito de Romeo y Julieta. Influenciado por Tchaikovsky, maestro indiscutible de la música para ballet (El lago de los cisnes, La bella durmiente, Cascanueces) Prokofiev empezó a trabajar, junto al libretista Nikolai Volkov siguiendo la versión de Charles Perrault. Su idea era crear una música que fuera lo más danzable posible y siguiera la tradición del ballet clásico. El compositor inició la partitura en 1940, pero con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, alternó la composición con la de la ópera Guerra y Paz. El ballet se estrenó en el Teatro Bolshoi el 21 de noviembre de 1945 bajo la dirección de Yuri Fayer con coreografía de Rostislav Zakharov y con Galina Ulanova como protagonista. El estreno fue todo un éxito y desde entonces la música ha inspirado a muchos coreógrafos. Memorables la versión de Sir Frederick Ashton, una comedia de sueños cumplidos, y la versión de Nureyev que sitúa la acción en Hollywood hacia 1930.

La partitura de Prokofiev está estructurada en cincuenta números distribuidos en tres actos. El compositor se vale de líneas melódicas o leit motifs que identifican a los personajes y crea la atmósfera mágica a partir del sonido de las cuerdas y los vientos. Prokofiev arregló varias suites a partir de la música del ballet que se interpretan con frecuencia en concierto, así como adaptaciones para piano.

 

Así hablaba Prokofiev de su Cenicienta 

“Más que cualquier otra cosa, quería expresar el amor poético entre Cenicienta y el príncipe,

el nacimiento y florecimiento de ese amor, los obstáculos que afrontan en el camino

y finalmente el sueño hecho realidad”.

 

 

… “Le dí gran importancia al aspecto de ‘cuento de hadas’ que proponía para mí como compositor,

 problemas fascinantes: La atmósfera mágica en torno al hada madrina;

 los doce enanos que saltan del reloj y bailan para recordarle a Cenicienta que es hora de volver;

el viaje exhaustivo del príncipe en busca de la misteriosa dama:

la poesía de la naturaleza en las cuatro hadas que representan las cuatro estaciones…”

 

“Musicalmente hablando, Cenicienta está caracterizada por tres temas:

el primero representa su tribulación, el segundo es ella pura y pensativa,

y el tercero ella feliz y enamorada” 

 

“Veo a Cenicienta no solo como un personaje de cuento de hadas sino como una persona real que siente, experimenta y se mueve entre nosotros”

 

Música para Cenicienta, Cinderella, Cendrillon, Cenerentola...

Con el pasar del tiempo y los cambios de visión de mundo que cada época trae consigo, resulta sorprendente que La Cenicienta se mantenga en el interés del público de hoy. Pero como pasa en general con el arte, en este cuento de hadas encontramos historias, sentimientos, y situaciones en común al público de todos los tiempos. Con algunas diferencias, a veces muy sustanciales, encontramos versiones en música, ya sean para ballet, ópera o musical. Estas son solo algunas:

Barón Boris Fitinhof-Schell

Poco conocida es la versión de música para el ballet sobre el cuento de hadas que el compositor ruso Boris Fitinhof-Schell escribió en 1893. Sin embargo en su momento contó con la coreografía de Marius Petipa, Enrico Cecchettiy y Lev Ivanov.

Johann Strauss

El autor del famoso vals El danubio azul y de la opereta El murciélago, incursionó, sin mucho éxito, en la música para ballet hacia el final de su vida con Aschenbrödel, el nombre en alemán de Cenicienta. Es el único ballet completo en su repertorio. Se estrenó después de su muerte 1901 en Berlín.

Rossini

La Cenerentola, ossia la bontá in trionfo (La Cenicienta o la bondad triunfante) es el título de la ópera de Gioacchino Rossini que data de 1817. El libretista Jacopo Ferretti hizo cambios sustanciales a la historia para simplificar el montaje. En esta versión Cenicienta se llama Angelina. No hay madrastra sino padrastro, la heroína se convierte en dama gracias, no a un hada madrina, sino al tutor del príncipe Don Ramiro, y la famosa zapatilla de cristal es aquí un brazalete. Todo el desarrollo del relato está lleno de buen humor.

Massenet

A este compositor francés de debe una ópera que también se ha llamado cuento de hadas inspirado en la Cenicienta, compuesta en 1895 y con libreto de Henri Cain. En esta versión, el príncipe es interpretado por una mezzosoprano.

D’Erlanger

El Barón Frédéric d’Erlanger compuso música para el ballet Cenicienta en 1940, que se produjo ese mismo año con coreografía de Mikhail Fokine.

Rodgers & Hammerstein.

Estos dos grandes artistas de Broadway fueron los responsables de una famosa versión para televisión que hizo la CBS en 1957, con Julie Andrews en el papel principal.

Philip Feeney

A petición del Northern Ballet Theatre de Manchester, este compositor inglés escribió en 1993 la música para La Cenicienta a partir de la versión de los hermanos Grimm, más cruel y moralista que la de Perrault.

 

La Cenicienta: Historia Inmemorial.

Todos en algún momento nos hemos compadecido por la pobre joven humillada por su madrastra y sus odiosas hermanastras; hemos simpatizado con esa justicia divina que llega mediante el hada madrina; nos hemos emocionado con el amor que nace entre ella y el príncipe; el incesante reloj, a punto de dar las doce, nos ha inquietado; nos hemos alegrado cuando la zapatilla encaja en su pie y cuando la boda finalmente se realiza. La Cenicienta es uno de los cuentos de hadas más populares en la literatura. La versión que más se conoce  es la que aparece en la recopilación de cuentos infantiles Cuentos de mamá Oca escrita a finales del siglo XVII por Charles Perrault. Más adelante aparece la versión de los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm a comienzos del siglo XIX mucho más cruel y descarnada, donde encontramos que la ayuda sobrenatural la recibe la heroína en la tumba de su madre a través de unas aves y un árbol. No es precisamente para niños la escena en que las hermanastras recurren a cortarse una un dedo y otra el talón a la hora de probarse la zapatilla. Al final, Cenicienta se casa con el príncipe, y las aves mágicas se vengan de las hermanastras sacándoles los ojos.

Pero el origen de la historia se remonta, al parecer, al antiguo Egipto, hacia el siglo VI a. C. con la historia de la hermosa Rhodopis, esclavizada por sus hermanastras. Mientras toma un baño en el río un ave se lleva una de sus sandalias y la deja caer en el jardín del emperador. Él se enamora de ella solo con ese objeto y utiliza todo su poder para buscarla. Cuando lo logra la hace su amante. A partir de entonces se encuentran relatos similares en Grecia, Roma, China, India y diversas versiones europeas. La protagonista no siempre es tan virtuosa como la conocemos en estas latitudes. Una versión italiana la muestra como una mujer vengativa que le rompe el cuello a la madrastra y aún así se casa con el príncipe. En otra versión es una meretriz que se las arregla para quedarse con el cliente más rico.

Con nombres y contextos culturales diferentes, lo cierto es que la historia, en su esencia, es conocida casi por todo el mundo. Infinidad de versiones encontramos en teatro, pintura y también en cine, un arte en el que hay desde una versión de Georges Mélies en 1899 hasta una nueva versión con actores reales de 2015 producida por Disney, companía que ya tenía la famosísima versión animada de 1950.

 

Entre el cuento de hadas y la realidad. Cenicientas de hoy

Los cuentos de hadas han jugado un papel determinante en la formación del hombre. Son estas narraciones, las primeras que abren la mente y la sensibilidad del niño a mundos posibles. Pero también el cuento, al igual que el cantar de gesta, el poema épico o las sagas, ha determinado el curso de la civilización. Relatos fantásticos, mitos, leyendas, etc. han creado naciones y culturas a través de la palabra. En un comienzo narraban hechos históricos que fácilmente se mezclaban con fantasías populares. Pero lo más interesante es que siempre han recopilado el pensamiento popular que pasa de generación en generación. La teoría literaria ha clasificado los cuentos de acuerdo a algunas características. Para Tzvetan Todorov [1] el cuento de hadas de caracteriza porque lo sobrenatural permanece inexplicado, al igual que ocurre con las fábulas y leyendas. Es decir por la presencia de “lo maravilloso”. Vladimir Propp [2] analizó la estructura narrativa del género del cuento de hadas y definió 31 funciones (entendidas como acciones de los personajes) que aparecen en todos los relatos de ese tipo.

En La Cenicienta encontramos ese aspecto maravilloso y esa estructura propia de los cuentos de hadas con la protagonista (Cenicienta) subyugada y engañada por las antagonistas (Madrastra y hermanastras), una prueba que debe superar (el baile) con una ayuda sobrenatural (hada madrina), el engaño de las antagonistas, el reconocimiento de la heroína, el desenmascaramiento de las antagonistas, la transformación de la heroína (en princesa) y el final feliz, habitualmente ligado a una boda.

 

Todo esto sirve de punto de partida para indagar el sentido universal de esta historia. ¿Pero cuáles podrían ser los significados pertinentes aún en nuestros días?

La bondad: Cenicienta es una mujer buena, honesta, virtuosa que es tratada de manera injusta. Que los buenos y honestos sufran a causa de los malvados, es algo recurrente en la humanidad. Pero la bondad no es suficiente para liberarse del yugo, como nos ha hecho creer la moraleja, ya que Cenicienta necesita de una fuerza sobrenatural que le permita hacerse visible ante el príncipe.

El objeto del deseo: Como Cenicienta todos deseamos algo. Su objeto del deseo es el príncipe, para ella y para todas las mujeres del reino, y para el príncipe es una esposa que quiere que sea la misteriosa dama de la zapatilla.

El  tiempo: Las campanadas del reloj a las doce anuncian el fin del encantamiento del que disfruta Cenicienta, su elegante vestido, las joyas, su séquito, incluso la posibilidad del amor. Es esto una reflexión sobre el implacable paso del tiempo, siguiendo el antiguo concepto de vanitas vanitatum que demuestra la banalidad de la belleza, la juventud, la fortuna y como desaparecen, en contraposición con la belleza interior y la bondad que permanecen.

Como expresaba Thierry Malandain, todos, al igual que Cenicienta, tenemos el deseo de ser amados y reconocidos. También queremos creer que la bondad, la honestidad y la virtud serán premiadas… y muy en el fondo, muchos sueñan con la ayuda de fuerzas superiores o con una boda “de cuento de hadas”.

Por: Carolina Conti

 

¡No te pierdas La Cenicienta de Malandain Ballet Biarritz este 12 de junio por Teatro Digital! 




[1] Tzvetan Todorov: Teórico literario, filósofo, lingüista francés de origen búlgaro. Autor de Introducción a la literatura fantástica.

 

[2] Vladimir Propp: lingüista e influyente erudito ruso que dedicó sus estudios principalmente al género del cuento. Autor de Morfología del cuento y Raíces históricas de los cuentos de hadas, entre otros.

 

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