“Escogí a Tchaikovsky porque en su música hay una gravedad similar a la de la Bestia”:Thierry Malandain

El coreógrafo y fundador del Malandain Ballet Biarritz habló con nosotros sobre su más reciente creación, La Bella y la Bestia, espectáculo que se presentará en el marco del III Festival Internacional de Música Clásica de Bogotá, Bogotá es la Rusia Romántica, con la compañía de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia.

Llena de retos e innovación, la puesta en escena que verán los asistentes tendrá varios toques particulares, salidos del ingenio de Malandain. Se podrá disfrutar de tres personajes nuevos, creados por el coreógrafo a partir de la decoración y de la obra conocida como ‘La Patética’, última composición de Tchaikovsky. 

 

 

Usted ha estado en Colombia en ocasiones anteriores y ya conoce al público. ¿Qué pueden esperar los espectadores de La Bella y la Bestia?

 

 

Es un ballet fantástico, como La Cenicienta, salvo que es una historia menos divertida. Es una historia más dramática, pero es un espectáculo con el mismo registro de la Cenicienta.

 

 

Su compañía sorprende al público con detalles como que en La Cenicienta las hermanas de la protagonista eran dos hombres grandes y calvos. ¿Qué sorpresas habrá en La Bella y la Bestia

 

No lo sé. De pronto la decoración, porque es un ballet con poca y mucha decoración a la vez. Es un ballet con cortinas negras, que se mueven constantemente creando las diferentes escenas, haciendo realmente parte de la historia. Puede que esto sorprenda al público.

 

La Bella y la Bestia es una historia muy conocida, llevada al cine tanto en Francia como en Hollywood. ¿Esa relación con el cine cómo beneficia o perjudica al montaje para ballet?

 

Digamos que no me inspiré en la película, ni en la de Disney ni en la de Jean Cocteau, sin embargo, mientras él filmaba la película tenía un diario, en esos escritos dice que para él La Bella y la Bestia ilustra la condición del artista, que está dividida en dos cosas, el conflicto de querer alcanzar la belleza, y a la hora de la verdad, no es sino una bestia. Como yo no quería hacer una segunda Cenicienta, agregué tres personajes, un personaje principal que es el artista, que sería Jean Cocteau, pero que sin duda soy yo. Este artista está rodeado de un hombre y una mujer, la mujer representa el alma del artista, y el hombre el cuerpo. Esto representa la dualidad del coreógrafo, el cual quiere hacer algo que tiene en mente pero el cuerpo no puede, o que el cuerpo quiere hacer algo pero la inspiración no lo deja. Eso lo tomé de Jean Cocteau.

 

¿Qué fue lo más difícil a la hora de hacer el montaje de La Bella y la Bestia

 

Todo, casi todo. Porque por ejemplo para la Cenicienta la música de Prokofiev ya está escrita para el ballet y  como es una música muy descriptiva es fácil de adaptar. La Bella y la Bestia no tiene música que haya sido escrita para el ballet. Tenía que encontrar una partitura sinfónica, y escogí Tchaikovsky,  específicamente ‘La Patética’, que lógicamente no había sido escrita para La Bella y la Bestia, entonces tuve que encontrar los pasajes y la música que narraran la historia. Eso fue difícil.

 

 

Tchaikovsky tiene ballets muy famosos. ¿En qué se diferencia La Bella y la Bestia de otras piezas de ese músico? 

 

En efecto tiene ballets muy conocidos como El Cascanueces y La bella durmiente, donde la música es escrita especial para el tema. Aquí yo tomé la patética porque es su última obra, y es en ella donde él se pone en escena, durante un momento en donde sufrió mucho. Es una sinfonía que es testigo de su destino y muestra la condición del artista que evoca Jean Cocteau. Es por eso que escogí a Tchaikovsky, porque en su música hay una gravedad similar a la de la bestia, que es un ser que sufre por encontrar el amor  para retomar su belleza, por eso me parece la música ideal.

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