La música sacra y espiritual entre la tradición occidental y el flamenco

La música sacra o música litúrgica hace referencia a la forma de expresión musical nacida en Europa hacia la Alta Edad Media y desarrollada como parte de los ritos cristianos de la época. Por extensión también es aplicable a las diferentes manifestaciones músico-religiosas de otros pueblos, ya sean de origen hindú, budista, árabe, judío. 

Por primera vez en Colombia se presenta la agrupación L' Accademia del Piacere en el marco del Festival este año. Como parte del repertorio del recital se encuentra Da pacem, Domine. Juan Ramón Lara nos cuenta más al respecto y nos ilustra mejor la inmensidad que abarca la música sacra.

Las fronteras que dibujamos en los mapas, impermeables y peligrosas para los ejércitos, son sin embargo porosas y tentadoras para el trasiego de músicos y poetas. Sólo así entendemos que moros y cristianos, enemigos irreconciliables hace cinco siglos en el campo de las armas, se dieran la mano en el de las letras y las melodías.

Y no sólo se abrazaron pueblos de uno y otro lado de la linde, como en nuestros vívidos romances fronterizos, sino que tierras en apariencia tan lejanas como Granada y Siria, o tiempos tan remotos como el siglo XV y el XXI, comparten versos y músicas: entre las bombas que hoy castigan Alepo aún se escuchan las moaxajas de su escuela andalusí, joya traída de un exilio antiguo, como aún resuena aquí su versión castellana, los villancicos, de los que cientos fueron recogidos en nuestros cancioneros del Renacimiento.

Con la expulsión de los últimos moriscos de La Alpujarra —quién sabe si herederos de los primerísimos musulmanes asentados en Granada, también venidos de Siria— el canto andalusí parecería haber sido condenado al confinamiento en el recuerdo de los desterrados; pero la victoria oficial, con su contracara inevitable de derrota y humillación, no pudo impedir que el arte musical morisco se infiltrara en el folklore andaluz para fecundar el flamenco; mezclados en el crisol de la marginación con gitanos y trashumantes de toda laya, los últimos moriscos legaron a nuestro ADN musical sus melismas, esa inconfundible manera de vocalizar que, más allá de pruebas musicológicas, hace girar la cabeza a cualquier andaluz cuando oye el canto del almuédano.

Como esa música mudéjar fecundó nuestra música, así quisiéramos que de la sangre hoy inútilmente vertida en Siria surja al menos el fruto del arte, que endulce su sabor amargo y triste.

Fuentes:

 

¡No te pierdas a L' Accademia del Piacere y Arcángel este 17 de septiembre en el Festival Internacional de Música Sacra de Bogotá!

 

 

 

 

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