Reivindicando el sentido de la libertad de la mujer

María Pagés vuelve a Bogotá con Yo, Carmen, una obra en donde, más allá de interpretar al célebre personaje de Mérimée, la bailaora y coreógrafa española construye una historia alrededor de una mujer que se alza con fuerza, nítida y contundente, para expresar la realidad que afronta; una mujer que quiere ser la voz de todas las mujeres, sin miedos ni connotaciones construidas por la mirada masculina.

 

 

¿Qué es Yo, Carmen?

Yo, Carmen es una obra coreográfica que nace y cuyo origen se da a partir de una reflexión sobre el mito y el estereotipo del personaje de la Carmen de Mérimée. Es el contrapunto y es el deseo y lo que intentamos transmitir es la reivindicación de la voz de la mujer, que a nuestro entender no está en la obra de Mérimée. La obra de Mérimée, pues lo que se ve, es que el personaje es una invención masculina, son los hombres que inventan a esta mujer para ahí reflear sus pasiones, sus miserias, y sus historias. No es Carmen la que habla en la obra Carmen de Mérimée, no es la mujer la que cuenta su vida, no es. En cambio en Yo, Carmen lo que intentamos es que sea la mujer la que hable, la que cuente; y a través de su voz expresar y transmitir todos sus deseos, sus anhelos, sus seguridades, inseguridades, su vida. Es una obra que hemos hecho conjuntamente El Arbi El Harti y yo en cuanto a lo que la obra es y a lo que queremos transmitir, y bueno, son unos conceptos y unos criterios que hemos trabajado para que el final y el sentido de la obra sea lo que digo, reivindica la voz de la mujer. En la obra participamos en escena ocho bailaoras. Toda la música es en directo con los músicos de la Compañía que son dos voces, dos cantaores, dos guitarristas, violín, chelo, percusión; y todos vamos allí, además todo lo que se refiere al equipo técnico, la iluminación, sonido… Vamos con toda la ilusión del mundo al Teatro Mayor, como siempre.

Ya has estado en Colombia anteriormente con Sevilla y Autorretrato. ¿Cómo ha evolucionado María Pagés como bailaora, como coreógrafa y como persona desde esas obras hasta ahora?

Como toda obra artística, las coreográficas también reflejan lo que el autor es y lo que vive en su época, las experiencias de vida; y cada obra es la que mejor define a su propio autor. Entonces, indudablemente vivimos una transformación continua, todo ser humano se transforma en cada momento, cada día, y cada año, así que yo creo que en cada obra esa transformación de mi propio ser y de mi propia vida se va reflejando. Y más aún, yo creo que cada obra está interrelacionada, porque cada obra es también es el resultado de la experiencia de la anterior. A partir de cuando tú terminas una obra ya adquieres un bagaje, adquieres un conocimiento, una experiencia que te va a enriquecer para en la siguiente tener más que dar y que aportar. Así que yo creo que eso se ve en la sucesión de mis obras, particularmente en las obras que yo creo están en los últimos ocho, nueve años de mi vida, porque es en ese momento cuando yo viví una transformación, como persona, importante y que está reflejada, yo creo, en las obras de una mayor libertad a la hora de crear, una mayor visión, porque la edad te da también la experiencia. Siempre digo que Yo, Carmen nunca la podría haber hecho antes, porque yo no tenía la experiencia como mujer para hablar como ahora hablo, he tenido que llegar a la madurez para poder contar todas estas cosas. Por tanto, yo creo que esto es lo que hace que las obras entre sí se relacionan, se enriquezcan, se influyan y también indudablemente son el resultado de los encuentros, sin duda estas obras a las que nos referimos, llámese Utopía, llámese Yo, Carmen…En concreto Yo, Carmen es también el resultado con El Arbi El Harti con quien me he sentido, como pareja que somos, muy bien conocida, muy bien reconocida, interpretada, y este enriquecimiento de nuestra relación y de su conocimiento, su sabiduría, su sensibilidad, ha hecho que dé lugar a la obra que veremos que es Yo, Carmen.

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Desde el estreno de esta Yo Carmen en 2014, ¿en qué otros lugares del mundo la has presentado y cómo ha sido la acogida del público?

Yo, Carmen la hemos hecho muchísimo, la hemos hecho en Singapur, en Moscú, en Japón, la hemos hecho en China, la hemos hecho en diferentes escenarios en España, desde la Bienal de Flamenco hasta el Festival de Jerez, en Madrid, es decir, es una obra que se ha llevado mucho, además a diferentes partes del mundo, en Lyon, en Francia; que era muy curioso saber entonces la reacción de públicos tan diferentes sobre un tema que además es tan archiconocido de un mismo modo, cómo se podía interpretar, porque claro, siempre que tú haces una versión, de una versión sobre lo mismo, la gente tiene ya una noción, pero en este caso que estamos haciendo justo el contrapunto a esa versión, es como darle la vuelta a estas cosas, cómo se va a acoger, cómo la gente lo va a recibir. Pues esa curiosidad nos la íbamos quitando en cada lugar que íbamos. Y es curioso como al final existe un eco común entre las mujeres, existe una voz común entre las mujeres, porque todas la entendían, todas entendían que quiere reivindicar el sentido de la libertad, el sentido del deseo, el sentido de ser libre, de sentirse igual al hombre; estos son temas que son universales, y por tanto fueron recibidos, curiosamente, de una manera muy entusiasta, porque todas las mujeres al fin y al cabo anhelamos eso, ¿quién no lo quiere?, incluso las más conservadoras; habrá un momento en su vida en que lo que quieren es sentirse ellas mismas, y quitarse tanta máscara y tanto cuento que rodea al entorno de lo que es la mujer y de lo que la mujer debe ser en la sociedad. Y es muy bonito sobretodo recibir mensajes que me han llegado, que tú sabes ahora es muy fácil con las redes sociales, con los correos electrónicos, y recibo continuamente de cada sitio de donde voy algún mensaje de alguna mujer que me cuenta su experiencia. Y en la mayoría dicen que se reconocen cuando ven la obra, se reconocen ellas, se ven ahí, que salen emocionadas, que lloran de emoción. Incluso me acuerdo de una que me comentó que trajo a su madre que era muy mayor, y que ella estaba muy entusiasmada porque ella decía que “el flamenco no solo es dar pasos, sino el flamenco también es contar cosas y transmitir emociones”, y eso es muy importante porque al fin y al cabo era el objetivo que queríamos, que fuera una obra dedicada a las mujeres y donde las mujeres se vieran totalmente reflejadas, y se vieran de una manera sincera. Y yo creo que bueno, estoy esperando la reacción de las mujeres bogotanas, y también en los hombres.  Pero es muy hermoso, la experiencia sobre las reacciones de las mujeres, y también de los hombres ha habido mensajes muy bonitos, “he visto a mi madre, he visto a mi hermana, he visto a mis mujeres reflejadas ahí.”

¿Qué expectativas tienes en esta nueva presentación en Colombia?

Yo creo que volver al Teatro Mayor es siempre ya un objetivo concedido, y es un gusto estar en ese Teatro, representar tu obra es un privilegio. Sabes que yo cada vez que se levanta el telón en un teatro al que amo y que me gusta, de verdad, antes de que se levante pienso “qué bien, qué suerte, qué privilegio estar aquí y vivir este momento.” Así que, la verdad es que, siento lo mismo. Sé que en el momento en que esté ahí detrás del telón preparada ya a punto, sabiendo que el público está ahí detrás y que todo está listo y que a ese telón le queda solo un segundo para que se levante, voy a tener ese pensamiento. Nos da la ocasión también para afianzar una relación ya con el Teatro, con su público, el que nos sintamos que ya somos uno parte del otro y que ya forman parte de nuestras vidas. Yo creo que eso es hermosísimo, es construir relaciones, y afianzarlas y, vivir con ellas, que yo creo que es maravilloso eso. Y por último, ya lo dicho, adoro al público del Teatro Mayor y adoro a ese Teatro, y sé que Yo, Carmen es una obra que encierra muchas emociones, mucha sinceridad, y donde toda la mujer, porque ese es nuestro objetivo, y de un sentir universal, se vea ahí reflejada. Viva como lo vivimos nosotros ahí en el escenario, que seamos todos uno, público y artista. Eso es lo que queremos conseguir, lo que hace que una obra de arte sea una obra de arte, y ese es el destino final de cualquier aspiración artística. 

 

¡No te pierdas Yo, Carmen de María Pagés los días 25 y 26 de noviembre!

 

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