“Crear espacios para la reflexión y la provocación es esencial”: Joan Clevillé, director artístico del Scottish Dance Theatre

El Scottish Dance Theatre es una de las compañías más innovadoras y desafiantes de la danza hoy en día. Se caracteriza por comisionar obras a los creadores más apasionantes de la actualidad, de todas partes del mundo, para producir espectáculos profundos y con gran eco en la vida de los espectadores. El Teatro Mayor entrevistó a Joan Clevillé, director artístico del Scottish Dance Theatre desde abril de 2019, quien fuera también bailarín de la compañía durante cuatro años.

Entrevista por: Roberto Hinestrosa

¿Cómo ha sido su trayectoria?

Yo soy de Barcelona. Entré en contacto con la danza a los 16 años, bastante tarde. Llegué un poco a través del teatro. Cuando entré en contacto con la danza fue como amor a primera vista. Entré y no volví a salir nunca más. Estuve seis, siete años entrenándome como bailarín, principalmente en danza clásica y ballet, pero también tocando diferentes estilos de danza contemporánea y teatro musical. Conforme a mi carrera se ha ido desarrollando, ese interés por el teatro y por la narrativa ha vuelto a resurgir.

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Foto: https://joanclevilledance.com/

Cuando me entrené pensé que era para ser bailarín clásico o neoclásico. Empecé en el Ballet de Carmen Roche en Madrid, muy clásico, y de ahí me moví al Centro Coreográfico de Valencia durante un año, luego ya pasé a Austria, al Ballet de la Ópera de Graatz, de corte neoclásico, donde estuve tres años. Ahí me fui dando cuenta de que tenía un apetito por hacer cada vez más danza contemporánea para buscar estilos que fueran más relevantes para el mundo contemporáneo, lenguajes coreográficos que fueran más definidos, y así fue como entré en contacto con el Scottish Dance Theatre como bailarín. Fue una etapa de mucho aprendizaje y mucho desarrollo para mí. Luego en 2015 fundé mi propia compañía de danza, Joan Clevillé Dance, y me dediqué a hacer mis propias coreografías y a nivel independiente. Hasta que en abril de este año volví al Scottish Dance Theatre como director artístico, es algo muy reciente.

¿Qué diferencia al Scottish Dance Theatre de otras compañías?

Son artistas con su propia voz. Pueden ejecutar todos los pasos y coreografías brillantemente, pero creo que el trabajo con la compañía requiere una versatilidad, y la capacidad de adaptarse a lenguajes muy distintos, desde danza teatro a trabajos mucho más físicos, más abstractos, más musicales.

Hay una identidad de la compañía, un ADN, una esencia. A pesar de que los directores cambian, y de que todos tenemos nuestras agendas, creo que hay una identidad de la compañía que va más allá de una visión artística particular. Yo creo que el conocimiento íntimo de esa esencia es maravilloso, y poder construir a partir de ahí.

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¿Y cómo ha sido volver a esta compañía que ya conocía?

Ha sido como volver a casa realmente. A un entorno donde me siento muy cómodo. La compañía tiene su sede en un teatro, en el Dundee Rep Theatre. Tener esa sensación de un edificio es como volver a un hogar o a una casa. El equipo ha sido maravilloso, me han acogido, me han dado una bienvenida fantástica.

¿Podría hablar de las coreografías que van a presentar en Bogotá?

Realmente es muy interesante. La coreografía Ritualia que vamos a presentar en Bogotá ha sido creada por una escocesa, Colette Sadler. Ella es de Glasgow, pero creo que representa muy bien ese espíritu de conectar con el más allá del Reino Unido, distinto a esa mentalidad de isla, aislacionista por momentos. Colette trabaja en Escocia y en Berlín. Cuando ves el espectáculo, es difícil reconocer un elemento folclórico escocés, o esa identidad nacional. Hay una apertura y un lenguaje contemporáneo en Ritualia, que mezcla elementos visuales. Y como Colette también es curadora de exposiciones y de eventos multidisciplinarios, pues creo que es realmente una característica que define mucho, no sólo el trabajo de Colette sino de la escena artística en Escocia. Estamos en un momento muy interesante como comunidad artística.

Por otro lado, el coreógrafo Botis Seva viene de Londres, y su pieza, TuTuMucky no podría ser más diferente a la de Colette. Tiene un motor muy visceral. Si Ritualia está llena de ideas y de esa sutileza, de referencias a Les noces, el ballet modernista de Nijinsky de los años 1920, a Botis lo que le mueve es una urgencia y un deseo de ser físico, de expresarse físicamente, un deseo de liberación. De intentar encarar esa opresión y desigualdad. Botis pertenece a una comunidad afro, minoritaria en el Reino Unido. Eso se palpa en su trabajo. Toma como punto de partida y de referencia lenguajes coreográficos muy diferentes. Utiliza muchas estructuras rítmicas de la música, los bailarines utilizan su voz.

¿Cuál es esa relevancia de la danza contemporánea?

El arte y la danza contemporánea nos inspiran a ver las cosas de una manera diferente, o a tener experiencias que van más allá de observar algo que estéticamente pueda ser bonito y estético, para entretenernos. La danza contemporánea también entretiene al público y busca belleza, quizá una variedad de bellezas más bien. La danza contemporánea tiene una diversidad de voces y de creadores que reflejan la diversidad del mundo.

Para mí y para una compañía como la nuestra es muy importante. Permite abrir diálogos con el público. Es lo bonito de una oportunidad como esta, que nos permite viajar a otro continente, a otro país con una realidad diferente, y tener un encuentro con lo otro, con otros paisajes, diferentes maneras de pensar y de vivir. Es realmente esencial para nuestra supervivencia.

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