Indepen-dance 4, compañía británica de danza inclusiva de alto nivel, visita el Teatro Mayor

Este proyecto cuenta con 23 años de trayectoria y se caracteriza por trabajar con artistas con y sin discapacidad. Indepen-dance 4 le ha demostrado al mundo el alto nivel profesional que puede alcanzar la danza inclusiva. El Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo entrevistó a Karen Anderson, directora artística y fundadora del proyecto, y a la bailarina Emma Smith. Ellas hablaron sobre la obra Un divertido juego con botas, con la que se presentan el sábado 22 y el domingo 23 de junio a las 11 a.m., 12 y 30 m. y 3 p.m.

Entrevista por Roberto Hinestrosa Mejía

¿Podrían hablarme sobre la compañía Indepen-dance 4 y cómo se creó?

KAREN: Indepen-dance se creó hace 23 años. Al comienzo éramos sólo una organización que proponía clases de danza para personas con discapacidades. Hemos crecido a lo largo de los años y este crecimiento nos llevó a constituir una pequeña compañía que pudiera hacer giras, llamada Indepen-dance 4 (porque está compuesta por cuatro personas).

La compañía tiene muchas facetas. Ofrecemos un programa de clases para personas con discapacidad donde participan niños, jóvenes, adultos y adultos mayores. Tenemos 38 clases a la semana y contamos con más de 450 personas que asisten con regularidad. Hay personas con una gran diversidad de discapacidades y que participan en las clases por varias razones. Algunos vienen porque quieren participar en actividades de danza y pasar un rato divertido con amigos. Otros vienen porque quieren vincularse a la danza como una oportunidad profesional y para desarrollar una carrera.

De ahí surge la semilla de la compañía Indepen-dance 4, porque había bailarines de la organización que querían presentarse en escena y llevar sus habilidades al siguiente nivel, que veían la danza no sólo como una experiencia social.

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¿Cuándo sucedió eso?

KAREN: Indepen-dance 4 como compañía se estableció en 2013, pero su planeación empezó en 2011. La idea era crear una pequeña compañía que pudiera realizar giras, porque antes de eso teníamos grupos de personas muy grandes. Una vez llegamos a hacer una gira con 28 personas y fue algo muy difícil. Hacer giras con un grupo pequeño es mucho más fácil.

¿Cuál es el objetivo o la misión de este proyecto?

KAREN: Nuestra razón de ser es mostrarle al mundo que la gente con habilidades muy diferentes puede ser parte de la vida cultural y de la sociedad.

EMMA: Una de las cosas más importantes de Indepen-dance 4 es que, al empezar a crear obras y hacer giras, también nos hemos convertido en una compañía profesional de alto nivel, que además tiene miembros con algún tipo de discapacidad.

Por eso, para nosotros, no es que tener bailarines con discapacidad no sea un tema importante, sino que hemos trascendido ese aspecto y nuestro foco está en hacer nuestro trabajo de la mejor manera y en desarrollar sinergias entre nosotros. Hemos colaborado con coreógrafos, directores y bailarines fantásticos y de gran reputación. Estamos muy orgullosos de poder mostrarle a la gente el alto nivel que puede alcanzar la danza inclusiva y pensamos que esta visión debería permear a todas las compañías. En este momento hay compañías de danza inclusiva que hacen un gran trabajo, pero no se ve con frecuencia a compañías profesionales de danza que incluyan a personas con discapacidad. Eso está empezando a cambiar lentamente.

Por eso la obra Un divertido juego con botas (título original: Four Go Wild in Wellies) ha sido un éxito fenomenal que nos ha permitido viajar alrededor del mundo y presentarnos ante audiencias de todos los continentes. De esta manera diversos públicos han podido entrar en contacto con la danza inclusiva, muchos de ellos niños, lo que ha sido muy especial. Hemos tenido conversaciones con padres, familias y profesores que se sorprenden porque cuando los niños son jóvenes no ven esas diferencias, no categorizan a la gente de la misma manera que los adultos. Por ejemplo, en la obra Un divertido juego con botas cada uno de nosotros tiene un disfraz de un color muy fuerte y los niños hacen referencia a los bailarines por el color amarillo o verde de su chaqueta, no por ser niño o niña, o por tener alguna discapacidad. Ellos ven los colores y la danza. Para los niños todos están en la misma línea de igualdad.

KAREN: Nosotros trabajamos mucho con danza contemporánea para públicos más grandes, pero la razón por la que hicimos esta obra para niños fue porque no ven esa diferencia. Nos hacíamos esa pregunta: ¿Cuándo ve la gente esa diferencia? ¿Y qué significa esa diferencia?

Y esa pregunta surgió porque todos los jueves teníamos una clase con niños pequeños que venían con sus padres. No eran niños que necesariamente tuvieran discapacidad, pero sí era una clase incluyente. Y justo después de esa clase empezaba otra de adultos con discapacidades. Y yo me preguntaba, ¿por qué los niños no dicen nada? Tenía esa pregunta en mi cabeza, me causaba curiosidad que los niños no se quedaran mirando, que no se sorprendieran o apuntaran con el dedo. De ahí surgió la semilla para esta obra, empecé a contactar a ciertas personas y a hablar al respecto.

Como mencionaba Emma, siempre hemos mantenido una muy alta calidad en nuestros espectáculos y queríamos colaborar con alguien que tuviera mucha experiencia trabajando con niños. Fue así como descubrimos a Anna Newell y empezamos a conversar. Me dijo que tenía una idea que involucraba cuatro carpas y yo estaba curiosa.

EMMA: En la primera sesión que tuvimos nos hizo jugar a ver quién podía construir su carpa más rápido. Algunos de nosotros no habíamos ido de campamento antes, así que hubo algunas trampas y pequeñas peleas y fue algo muy juguetón. Esta competencia y el juego que surgieron entre nosotros fue lo que poco a poco se convirtió en Un divertido juego con botas. Es una obra inspirada a partir de juegos de niños y de la forma en la que interactuamos entre nosotros cuando jugamos, así como de las relaciones que construimos.

También fue una obra donde los bailarines participaron en su creación, ¿cierto?

EMMA: Sí, totalmente. La directora nos ofreció estas ideas maravillosas y el coreógrafo les dio forma. Nosotros los bailarines creamos la parte de los personajes. Fue un trabajo muy colaborativo entre nosotros. Tuvimos muchas ideas desde la compañía, que la directora y el coreógrafo como equipo consiguieron entretejer, pulir y darles sentido.

¿Qué descubrieron con respecto a ustedes mismos al hacer esta obra?

EMMA: Nos preguntamos a qué edad dejamos de jugar. Cuando somos adultos se nos olvida que hay que seguir siendo juguetones y disfrutar de los juegos. Nos encantó el proceso, porque consistía en estar siempre jugando, jugar en serio. Éramos muy competitivos y nos preocupábamos mucho por ganar el juego. Esto fue algo que vio la directora y que logró desarrollar. Yo por ejemplo me di cuenta de lo seria que me había convertido y de lo que importante que es seguir jugando. Aprendimos que está bien poder distanciarse un poco cuando hay alguien más que tiene un rol o una escena principal. La pieza nos permite abrir más nuestras mentes, nos permite soñar más y más alto.

¿Con qué retos se encontraron?

EMMA: En esta obra no hay solo danza, sino que también hay un gran entendimiento dramático, ya que la directora de la obra proviene del teatro. Es una manera muy diferente de trabajar a la que habíamos tenido antes, porque todos venimos del medio de la danza así que fue todo un reto.

KAREN: Esta obra cuenta una historia, mientras que hay otro tipo de obras de danza donde no se cuenta una historia. Los niños entienden muy bien que hay una historia en ella, te la podrían contar al final. Saben que hay un pequeño conflicto que se soluciona y entienden el valor de la amistad.

¿Cómo ha contribuido Indepen-dance 4 a construir una mejor sociedad?

EMMA: El arte es algo que permite siempre presentar nuevas ideas, nuevas formas de pensar y nuevas estructuras. Así que a través de nuestro arte podemos mostrarle a la gente nuevas formas de pensar, las nuestras. La forma en la que trabajamos es algo que ciertas personas no han podido ver antes. El arte es una manera de cambiar el mundo. La danza es sobre el cuerpo y sobre ti como persona. Si tienes una discapacidad eso cambia lo que eres como bailarín, pero en ningún momento dice que no puedas ser un bailarín.

KAREN: La danza es una manera no verbal de comunicar. La danza y el movimiento se pueden usar para comunicar. Podemos comunicar a través de nuestros cuerpos y expresiones faciales. Hay audiencias que no necesariamente hablan el mismo lenguaje que nosotros, pero estoy segura de que tanto los niños como los padres podrán entender lo que estamos haciendo. Por eso la danza es un lenguaje universal y nos permite comunicar entre nosotros, hacer amigos y bailar juntos. En clase y en el escenario todos somos iguales y celebramos esta diferencia. Las discapacidades de algunos de los bailarines ni siquiera son un tema de conversación entre nosotros. Celebramos las diferencias porque son una fuente de riqueza y no algo que nos separa, se convierten en nuevas habilidades por explorar. Esto es algo que le transmitimos a nuestra comunidad y a las audiencias.

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