La guitarra portuguesa de Pedro de Castro

¿Qué tienen en común cantantes como Katia Guerreiro, Ricardo Ribeiro, Camané, Carminho, Rão Kyao, João Braga, Vicente da Câmara y Celeste Rodrigues? Además, claro, de interpretar las encantadoras melodías del fado, todos han compartido escenario con Pedro de Castro.

De Castro es uno de los intérpretes más reconocidos de la guitarra portuguesa, instrumento fundamental en la formación del fado. En el 2018, por ejemplo, fue uno de los protagonistas del Festival del Fado del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, una coproducción con Alto E Bom Som y Everything is Now.

El artista primero protagonizó un recital junto a Teresinha Landeiro (voz), André Ramos (guitarra clásica) y Francisco Gaspar (bajo acústico). Luego, acompañó a la cantante Katia Guerreiro en el concierto de clausura del festival.

Esa presentación se retransmitirá hasta el 16 de julio en Teatro Digital, el programa de responsabilidad social de Bancolombia y la Alcaldía Mayor de Bogotá a través del Instituto Distrital de las Artes y su escenario el Teatro Mayor. Ingresa aquí. 

El camino para convertirse en un emblema del instrumento lo empezó a recorrer a sus 8 años, cuando comenzó a interpretar el piano. Seis años más tarde, De Castro se adentró en el universo de la guitarra portuguesa, bajo las enseñanzas de una leyenda del instrumento, el maestro José Luís Nobre Costa.

De las clases pasó a presentarse en las casas del fado que se multiplican en Lisboa, que convierten en la capital portuguesa en una especie de permanente sinfonía del género. Luego, saltó a otros escenarios para acompañar a cantantes como João Braga, Frei Hermano da Câmara y Carlos Ze.

Su interpretación de la guitarra portuguesa se caracteriza por su versatilidad, su virtuosismo y su expresividad y, además, por alimentarse de las raíces tradicionales del género.

En su carrera, además de presentarse junto a destacadas voces del fado, también consolidó una faceta como mentor de jóvenes talento. Para ello, también se unió al adn de las casas de fado de Lisboa, creando su propio hogar para el género: la Mesa de Frades.