La historia detrás de 'Alzira', la ópera peruana de Verdi

La pieza llega a la plataforma Teatro Digital en una producción del Gran Teatro Nacional del Perú.

Cuentan las leyendas de la historia de la ópera, que son tan ricas que bien podrían ser una ópera, que el célebre compositor italiano Giuseppe Verdi le apostó al fracaso de su ópera Alzira, que se estrenó en 1845 en el Teatro San Carlo de Nápoles.

Antes de este episodio, el italiano empezó a saborear las mieles del éxito con el estreno de Nabucco, su tercera ópera, en 1942. Ese éxito venía precedido de uno de los momentos más difíciles de su vida personal, pues su esposa y sus dos hijos habían muerto.

El mismo año del estreno, Verdi comenzó los que llamaría sus “años de galera”, o de prisión, pues debió crear óperas en muy cortos periodos de tiempo: once en siete años.

“Hay que entender que la ópera era lo más popular en ese momento y el público quería ver estrenos, no querían óperas que ya habían visto; solamente se permitían si eran estrenos para la ciudad. Por eso, a estos compositores les tocaba componer mucho más de lo normal”, cuenta Alejandro Chacón, director de escena y asesor artístico para las temporadas de ópera del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. 

En esos años de “cárcel”, Verdi estrenó en Venecia óperas como Ernani y Attila, en el célebre teatro Fenice; I due Foscari, en el Teatro Argentino de Roma, y Juana de Arco, en La Scala de Milán.

Luego, Verdi firmó un contrato con Vincenzo Flauto, el empresario del Teatro San Carlo de Nápoles, para componer una ópera que se estrenaría junio de 1845. “En el periodo que va entre I due Foscari y Juana de Arco, Verdi se enferma, pasa muy mal ese invierno. Incluso, manda una carta pidiéndole al empresario que le permita cambiar la fecha del estreno y hasta adjunta un certificado médico; el empresario lo trata mal y le dice: ‘Véngase igual a Nápoles que aquí el clima le va a hacer bien y se va a curar’. Eso a Verdi lo dejó enojado”, relata Chacón.

Finalmente, la ópera, Alzira, se estrenó en agosto (solo un par de meses más tarde de lo pactado). Una de las razones por las que Verdi aceptó la propuesta del San Carlo fue la posibilidad de trabajar con Salvatore Cammarano, el libretista más famoso de Nápoles.

Cammarano, que había colaborado con Donizetti en títulos como la exitosa Lucia di Lammermoor, se basó en la pieza teatral de Voltaire Alzire, ou les Américains (Alzira o los americanos). La historia se desarrolla en la primera dominación española en Perú, en la que el pueblo inca trata de recuperar su libertad.

“Es la única ópera de Verdi que transcurre en Latinoamérica. El tema le interesó por lo exótico de ambientar una ópera en un lugar así, como luego hizo con Aída en Egipto”, explica Chacón.

El director de escena agrega que del texto original de Voltaire solamente quedó la estructura básica. El resultado fue el típico triángulo amoroso: el barítono es el malo, el tenor, el bueno, y la soprano queda en el medio. Además, el tenor y el barítono están enamorados de la misma mujer.

En el relato, se enfrentan el inca Zamoro, amado de Alzira y líder de las tribus peruanas, y el tirano español Guzmán, Gobernador del Perú, quien quiere casarse a toda costa con la protagonista, a quien tiene secuestrada junto a su padre, Ataliba.

Con el tiempo, Alzira se convirtió en una de las óperas menos representadas de Verdi. En Lima, lugar en el que se desarrolla la historia, se ha montado en tres ocasiones. La más reciente se estrenó en el 2018, como parte de las celebraciones del Bicentenario de la Independencia de Perú, en el Gran Teatro Nacional del Perú.

Esta producción se podrá ver desde el 9 de julio, a las 8 p. m., en la plataforma Teatro Digital, de Bancolombia y la Alcaldía Mayor de Bogotá, a través del Instituto Distrital de las Artes y de su escenario el Teatro Mayor. Ingresa aquí. 

“Verdi le hizo mala fama a la ópera. Incluso hay una carta que dice: ‘Esta me quedó mal’. Y lo hace para vengarse del empresario, para que no tenga éxito y el empresario no gané con esa ópera; pero es muy buena, es tan buena como cualquiera de sus óperas de ese periodo”, argumenta Chacón.

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