La Revolución de Beethoven

El periodo comprendido entre los años de 1800 y 1824 enmarca varios sucesos que sacudieron al mundo occidental. En el terreno musical, las Nueve Sinfonías de Ludwig van Beethoven son, sin lugar a dudas, el acontecimiento más relevante de los primeros veinticuatro años del siglo XIX, no sólo por su estética revolucionaria, sino también por situar a la sinfonía como el género de mayor prestigio musical de su tiempo.

El 8 de diciembre de 1813, bajo la dirección del mismo Beethoven, se estrena con éxito rotundo la Séptima Sinfonía, llamada luego por Wagner " la apoteosis de la danza".  La grandeza de esta obra ha inspirado múltiples interpretaciones extra musicales, algunas de las cuales llegaron a colmar la paciencia del compositor. Terminada el año anterior, e incluso con algunos de sus movimientos bosquejados desde 1806, no fue publicada hasta 1816. Unos meses después de concluir la Sinfonía número Siete en La mayor, Beethoven inicia su octava incursión sinfónica, a la que él mismo llamará "una pequeña sinfonía".

La Octava Sinfonía en Fa mayor es llamada así por el mismo compositor por tratarse de una obra de menor envergadura. Fue ejecutada por primera vez el 27 de marzo de 1814. El segundo movimiento está inspirado en el sonido del metrónomo: el ta-ta-ta-ta característico de este aparato mecánico se puede escuchar a lo largo de todo el movimiento.

Con la Octava Sinfonía se cierra así la producción sinfónica del periodo medio de Beethoven. Él genio alemán guardará un prolongado silencio sinfónico, que se extenderá hasta 1824, año en el que estrenará su gran obra: la Novena Sinfonía

Por: Iván Rodríguez (Revista Tempo)

 

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