El público

 NUESTRO PÚBLICO

 

La democratización de la cultura es una de las filosofías más importantes que tiene el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. En sus escenarios se ha visto convivir lo mejor de las artes escénicas mundiales con los mejores creadores colombianos, y esto además de ser una característica de la programación del teatro, significa también una variedad en el público, que ha sido siempre una parte fundamental en estos diez años de gestión.   

Al ser un teatro público, uno de sus propósitos ha sido siempre lograr tener un alcance suficiente para que más personas puedan disfrutarlo. Por medio de iniciativas y programas sociales, se ha logrado este cometido, porque el público del Teatro Mayor no está compuesto únicamente por aquellos que compran sus boletas.  

Al norte del país, en el departamento del Cesar, el Teatro Mayor abre su telón por medio de Teatro Digital, un programa de innovación social en alianza con Bancolombia, que ofrece de manera gratuita una selección de espectáculos de los mejores exponentes de su programación para llegar a todos los rincones del mundo. Daniel Felipe Quiazúa, desde Aguachica, Cesar, sintoniza las transmisiones de Teatro Digital, que lo transportan al Teatro Mayor. El Cascanueces fue una de sus transmisiones favoritas, ya que le permitió soñar con poder estar nuevamente siendo un espectador presencial. Daniel Felipe está convencido de que Teatro Digital es una excelente iniciativa por la capacidad de poder llegar a zonas en donde tener un teatro físico a la altura del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo es un sueño muy lejano.  

Como parte de los programas sociales está Cien Mil Niños al Mayor, una iniciativa que busca que niños de colegios públicos de Bogotá puedan disfrutar de un espectáculo en el Teatro Mayor. Al año, son alrededor de veintiún mil niños los que asisten a las funciones especialmente pensadas para ellos. “El Programa de Cien Mil Niños al Mayor ha tenido un impacto positivo en la vida de estudiantes y docentes en tanto unos y otros han tenido la opción de ver presentaciones de un altísimo nivel que, en otras condiciones, no sería posible”, afirma Fredy Castañeda, rector del Colegio Villamar (IED). 

El trabajo previo que se hace a la visita al teatro, orientado por los docentes, genera una expectativa tan grande que basta ver el rostro de emoción de los niños, incluso desde el momento mismo del abordaje de las rutas. La idea no es ir a ver por ver, en el Colegio Villamar siempre han intentado encontrar la manera de articular el espectáculo al que asisten con las temáticas que se desarrollan en el colegio.  

Los vecinos, que llevan ese nombre por estar inscritos al programa de Vecinos al Mayor, hacen parte de un grupo que goza de algunos beneficios solo por vivir cerca del Teatro Mayor. Hay quienes frecuentan más el teatro que otros, lo que sí es cierto es que, para la mayoría, ir al teatro es una experiencia inigualable no solo porque presencian espectáculos de talla mundial sino porque pueden llegar en cuestión de minutos. Maritza Romero, una de las vecinas del Teatro Mayor, está convencida de que la oferta cultural y la variedad en la programación hacen de este un lugar especial. Maritza tiene la certeza de que cada función es una experiencia excepcional, es para ella un descubrimiento de sensibilidad y de goce que además está a tan solo unos cuantos pasos de su casa, ventaja que es muy valorada especialmente en una ciudad como Bogotá. 

Y están quienes visitan con tanta regularidad el Teatro Mayor, que es difícil que se pierdan de algún espectáculo. Esta parte del público está compuesta por los fervientes de la música y el arte, por aquellos que necesitan no solamente oír la música sino verla también y que no se perderían por nada del mundo a la London Symphony Orchestra bajo la dirección de Simon Rattle, por ejemplo. Es el caso de Alberto Rojas Puyo, uno de los más fieles espectadores del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. “El teatro se ha vuelto para mí una especie de peregrinación a un templo muy sagrado; muy sagrado y muy familiar, muy íntimo. Es algo que me deja una gran emoción, me siento renovado, siento que mi espíritu ha ganado algo. Lo que yo llamo la vida esencial, es decir la dimensión estética del ser humano, yo en buena parte la puedo satisfacer aquí en esta casa”. Para Alberto Rojas Puyo, el teatro, además de ser un templo, es un lugar que trajo a él la música que creyó haber dejado abandonada en el viejo continente después de volver a vivir a Colombia; el teatro es el sentir esa vida esencial en su forma más pura y real. 

En el Centro Cultural Biblioteca Pública Julio Mario Santo Domingo, siempre hay gente. Hay días más llenos que otros, pero siempre habrá alguien esperando a entrar a una clase o a entrar a la biblioteca. El barullo se transforma cuando empieza a llegar el público del Teatro Mayor. Es un barullo que se complementa con el de aquellos que están listos para darle play a Teatro Digital o con los que están a punto de subirse a sus rutas para visitar el Teatro Mayor; es un barullo que hace parte de la democratización de la cultura y que anuncia que la función ya va a comenzar.

 

SUS MENSAJES EN REDES

En las redes sociales del Teatro Mayor, el público suele dejar sus mensajes de agradecimiento y de cariño por nuestro trabajo y nuestra programación. 

 

 

ENCUESTA 

 

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