Teatro Tierra busca sensibilizar al público con la adaptación de un mito griego a la realidad colombiana

La compañía colombiana Teatro Tierra celebra 30 años de existencia con presentación de la obra ‘La maldición del rey ciego’ en el Teatro Estudio del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. Un relato inspirado en el mito de Edipo, en el que las actrices asumirán diversos roles para contar una historia trágica pero real, que representa la situación de violencia y drama que ha sacudido al país durante décadas. Su director, Juan Carlos Moyano, explica de dónde nace su gusto hacia la mitología griega y cómo se creó esta adaptación.

¿En qué se inspiraron para crear esta obra, y por qué retomar el mito de Edipo en la actualidad?

Los trágicos griegos y su cosmología han persistido a través de siglos y culturas. Y sus obras siempre han tenido una vigencia, quizá porque son profundas y hablan de la condición humana. Parece que a través de los siglos y los milenios siguen reiterándose actitudes y circunstancias que nos recuerdan que el hombre es enemigo, principalmente, de sí mismo. Yo siempre he tenido una inclinación hacia el teatro griego y un respeto enorme, pues finalmente es el origen del teatro occidental. Y nosotros hacemos parte inevitable de esa herencia.

Hace unos diez años andábamos por Florencia, Caquetá, en un momento álgido de la historia, haciendo talleres de teatro y preparando un montaje con grupos de allá. Recogiendo testimonios, una madre una vez nos contó que había tenido dos hijos, uno de catorce y otro de quince años, y que a uno lo había reclutado las Farc y al otro una organización paramilitar. Cinco años después, cuando uno tenía veinte y otro diecinueve, asistieron el Día de la Madre a la casa materna para celebrar. Algo sorprendente porque ellos habían dejado de verse durante cinco años; cada uno había vivido una experiencia distinta con un ejército diferente. Al cabo de unas horas se embriagaron y comenzaron a dispararse, y se mataron mutuamente.

Nosotros nos dimos cuenta de que esa historia era igual a la que habían protagonizado Eteocles y Polinices, y decidimos empezar a engendrar un espectáculo.

¿Qué quiere transmitirle al público a partir de esta reinterpretación?

La escritura es completamente nueva. A pesar de que los personajes y los referentes son leales con la saga tebana y con la historia griega, nosotros hacemos cambios de fondo. Uno de ellos es que contamos la historia desde el punto de vista femenino, porque tanto Eurípides como Sófocles, quienes hicieron dramas universalmente reconocidos, cuentan el relato privilegiando el punto de vista masculino desde una sociedad patriarcal.

Nosotros corremos el eje, no matamos a Yocasta tan pronto, y le permitimos que viva para que sea testigo del enfrentamiento de sus dos hijos por el trono. Eso nos permite cambiar el punto de vista, y entonces nuestra narración se origina principalmente desde el punto de vista femenino. Y entonces, al final, le damos voz a Yocasta y a sus hijos para que expresen lo que piensan y lo que sienten sobre los desastres de la guerra, porque se han quedado sin hombres, en una situación donde parecería ser el final, pero ellas tienen la capacidad de generar un nuevo comienzo.

Otra cosa que tiene esta obra es que muestra lo que Esquilo, Eurípides y Sófocles no se atrevieron a mostrar, ya que nuestra obra expone con claridad el enfrentamiento de los dos hermanos, su agonía y las contradicciones de sus vidas. Ninguno de los escritores trágicos, a pesar de mencionarla, la desarrolla escénicamente.

Esta obra es actuada únicamente por mujeres, ¿por qué privilegiar el punto de vista femenino en esta historia?

El azar nos llevó a la necesidad porque en nuestro grupo tuvimos una dificultad de orden económica que hizo que ciertas personas abandonaran la compañía; y todas las personas que terminaron vinculándose fueron mujeres. En la obra hay personajes masculinos, pero se tomó la decisión de que todos los personajes fueran interpretados por mujeres. No sólo porque estaban presentes en la compañía, sino porque eso permitía destacar la sensibilidad femenina frente a la violencia, frente a la guerra, y frente al enfrentamiento entre hermanos, que es algo que en Colombia predomina, y que en Colombia tiene que ser superado.

¿Esta obra se pensó para celebrar los 30 años del Teatro Tierra?

Este aniversario ha sido de festejo profundo entre nosotros. Esencial, porque hemos resistido tres décadas, porque todos los años hemos entregado, porque seguimos creyendo en el teatro como pasión, como oficio, como tradición milenaria y como arte contemporáneo. Y nosotros queríamos hacer una obra especial para esta celebración, y por eso le propusimos al Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo que hiciéramos una coproducción. Ellos aceptaron, y ese fue el origen de La maldición del rey ciego. Se llama así porque Edipo, cuando finalmente se arranca los ojos, maldice a sus hijos y los condena a que se maten mutuamente. Parecería que es una atrocidad, algo lejano, pero en realidad la nuestra es una época de fratricidios, de feminicidios, de atentados, y nosotros creemos que el teatro puede permitir reflexionar, cuestionar, volver a mirar y, tal vez, tener una consciencia más sensibilizada sobre lo que pasa en nuestro entorno, y que tantas veces dejamos que pase desapercibido.

Usted también tiene una actividad como escritor. Háblenos de cómo articula esa labor literaria con el teatro.

Yo he sido, por decisión voluntaria y pasión irreversible, escritor y director de teatro. Y con el paso de los años, han sido dos caminos paralelos que se han entretejido. Yo he escrito y publicado libros de poesía, de relatos, novela, ensayos … Próximamente, durante la feria del libro saldrá publicado un libro llamado El arenosaurio y otros relatos. Y la literatura ha alimentado todo mi oficio de teatro; además de que muchas de las obras que he dirigido y puesto en escena las he escrito o adaptado yo. Así que la literatura, el teatro y la vida son la posibilidad que encontré para auto afirmarme, y para pronunciarme con este tiempo y con la gente.

¿Qué viene para el Teatro Tierra después de esta celebración?

Estamos levantando una sede con nuestras propias manos. Hemos construido ya el piso, las columnas, el tejado, y sólo nos faltan las paredes, el tablado y las luces. Queremos dar un paso este año precisamente para tener un lugar nuestro, que sea un laboratorio, un lugar de creación y de experimentación, un lugar para que el público nos visite. Así mismo, estamos recuperando obras de nuestro repertorio, y nos vamos a estar presentando en distintas ciudades con obras que hemos hecho durante los últimos treinta años. Luego, tal vez, nuestro proceso continúe con investigación y creación a partir de la tragedia griega, porque hace parte del momento que estamos viviendo.

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