Tony Adigun, director de Avant Garde Dance, explica la influencia de lo urbano en Fagin’s Twist

El director de esta compañía también es Dj y bailarín, por lo que el amor hacia el arte y la danza ha estado presente durante toda su vida. En esta entrevista revela por qué eligió darle un giro al clásico ‘Oliver Twist’ con su obra ‘Fagin’s Twist’, que estará en el Teatro Mayor del 29 al 31 de marzo. Conoce la visión de Tony Adigun y prepárate para que tus ojos disfruten este espectáculo.

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¿Por qué ‘Oliver Twist’ contada desde el punto de vista de Fagin?

Quería imponerme un reto a mí mismo, confrontarme, y crear un espectáculo que llamara la atención de distintas audiencias desde el hip hop y la danza contemporánea, jóvenes y viejos por igual. Al mismo tiempo, quise crear algo que fuera oscuro desde un punto de vista estético, pero que fuera muy llamativo. Me impuse el reto de hacer una adaptación y de lidiar con las expectativas de un público que se acerca a una obra con la que tiene ya cierta proximidad. Oliver Twist fue la historia que me cautivó.

Creo que mucha gente ve a Fagin como un villano, como una mala persona; pero también se le puede amar. Quise confrontar lo que la gente piensa de ese personaje, que lo vieran desde otro punto de vista. Quiero que miren al personaje de Fagin por lo que realmente es. Creo fervientemente en que se debe hacer un esfuerzo por entender a la persona, y que no se puede juzgar un libro por su portada. Y esta obra, con su multiplicidad de estilos, le llega a las personas que aprecian el movimiento pop y a las personas que disfrutan de lo contemporáneo también. (Visita nuestro especial).

¿Por qué este giro con relación a la historia original?

Creo que el término “twist” (giro) [presente desde el título de la obra de Dickens], implica jugar con las expectativas de las personas y con sus prejuicios. Soy un creyente de la capacidad que tenemos de cambiar los prejuicios de las personas, en todo grupo humano. Eso es lo que hago en mi día a día, y lo que está presente en el trabajo que creo. Hay que mantener a las audiencias a la expectativa, haciendo parte del espectáculo, y sin que puedan esperar lo que está por suceder. (Ver: Fagin’s Twist, una nueva mirada al clásico Oliver Twist de Dickens)

La calle es una gran fuente de inspiración en su obra, ¿puede hablarnos sobre las relaciones que se crean en ella?

En las calles se construyen relaciones verdaderas. Son relaciones muy simples y auténticas. Yo creé mi compañía hace dieciocho años con un grupo de amigos a los que conocí en la calle, a partir de nuestro amor común por el hip hop, y a la vez por nuestro interés de llevar el hip hop a sus propios límites. En mi experiencia como artista de hip hop del este de Londres, estas relaciones son muy importantes y están construidas a partir de la noción de autenticidad.

¿Cómo son sus procesos de creación?

En el estudio soy todo un personaje. No soy sólo un coreógrafo al que todo el mundo tiene que respetar y que se queda callado en una esquina. Como soy en la vida real es como soy en el estudio. Así que para estar en el estudio conmigo la gente tiene que estar preparada para lidiar con ese aspecto, porque es un espacio donde no nos vamos con rodeos y donde decimos las cosas como son, y eso puede ser complicado para ciertas personas porque soy muy directo. Pero generalmente esa honestidad trae cosas buenas. También se trata de un elemento de supervivencia.

No siento que sea la persona más importante en ese espacio. Soy la persona que conduce el barco, pero es un terreno de juego donde todos somos iguales y donde todos estamos en un mismo nivel. Así exactamente es que son las relaciones que surgen en la obra.

¿Cuáles son sus fuentes de inspiración?

Mi inspiración viene de todos lados. Mi primer amor es la música. Si tuviera que escoger entre la música y la danza, escogería la música. La danza para mí es una forma de expresar lo que oigo y lo que siento. Cuando oigo un sonido, puedo ver el movimiento. Creo que es por eso que me he dedicado a hacer danza. Pero también toco música, soy DJ y toco la batería, orbito mucho alrededor de esa atmósfera musical. Pero la danza ha sido mi manera de expresarlo. Aparte de eso, he visto muchas obras de teatro, que es una forma de expresión que me llama la atención. No miro mucha danza, lo cual es irónico.

Estoy muy influenciado por artistas, músicos y espectáculos en vivo. De ahí es que surge mi inspiración, de la música y de otros lugares por fuera de la danza. Me gusta mucho lo que me aportan los otros aspectos artísticos, y esta inspiración la pongo en práctica cuando llego al estudio. Va a sonar chistoso, pero me gusta toda la literatura, puede ser nueva o vieja, nuevos artistas, nueva poesía, puede ser de Kendrick Lamar a Beethoven, de Busta Rhymes hasta el barroco. Todas estas inspiraciones me interesan y permanentemente las incorporo a mi trabajo.

El mundo que usted plantea en sus obras está lleno de grises, ¿estamos en lo correcto?

Sí. Diría que el mundo son distintos tonos de grises. Para mí, como artista de hip hop, trabajo con la danza contemporánea y también comercialmente con artistas y haciendo videos. Muchos dividen las formas del arte, una cosa es una cosa, esto es blanco y esto es negro. Para mí, todo es arte. No me da miedo mezclar diferentes aspectos. Hay una cantidad inmensa de grises como para quedarse solo en un sólo camino. Yo tengo una marca de ropa, una agencia creativa, una compañía de danza, tengo una agencia de social media, y son cosas que no deberían verse como blanco o negro, sino que deberían sumarse sus influencias y experiencias para hacerte más amplio.

¿Ha recibido críticas por haber llevado el hip hop al terreno de la danza contemporánea?

Sí, sí, claro que nos han criticado. Siendo una compañía que ya tiene 18 años, y como su nombre lo indica, Avant Garde, vinimos para tomar riesgos y con ellos han llegado las críticas. Cuando pienso en el hip hop, es innegable que amo de dónde vengo, en tanto sus roles y estructura, pero al mismo tiempo soy como un científico: me gusta explorar y experimentar. Para mí se trata siempre del reto, tiene que haber retos.

Lo que hacemos es pensar en diferentes maneras de presentar este baile, en pequeños pero certeros pasos. Y esto no tiene que ser solo y siempre con la música hip hop o su mundo. Yo sé que soy hip hop, cuando me despierto cada mañana soy hip hop, porque de ahí vengo, y la forma como me visto o hablo representan esto.

¿Está relacionada ’La Naranja Mecánica’, de Stanley Kubrick, con su obra Fagin’s Twist?

La Naranja Mecánica es mi película favorita de todos los tiempos. Tiene muchas similitudes con Fagin y la pandilla. Cuando los ves a todos, para mí tiene ese elemento de camaradería y sobrevivencia. Y es una película que me ha inspirado de muchas maneras. Supongo que en la primera escena de la obra hay una especie de homenaje a Kubrick en términos de la estética y de cómo se ve el escenario, pero también por la camaradería que se percibe e, incluso, las diferencias de clase que están allí presentes, tanto en la película como en Fagin’s. Para mí esto es un denominador común y como artista veo la distinción de la burguesía y el proletariado en sus planteamientos; soy de los que cree que el poder es de los trabajadores y, ver ese universo subyacente que se lee en Oliver Twist, así como en la Naranja mecánica, me resulta clave.

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